El camino del revés
Bien podrían Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo hacer el Camino del revés, desandando la vereda que nunca se ha de volver a pisar, para retornar a la normalidad institucional, evitando el descrédito de España por la falta de renovación de instituciones como el Consejo General del Poder Judicial…
Todos los caminos conducen a Santiago, a la catedral donde yacen los restos del Santo Apóstol, menos el del Epílogo, que nace donde los otros ... mueren y discurre por senderos poco transitados, como confirma la estadística de la Oficina del Peregrino. Pero el Camino del Epílogo hecho a la inversa es un camino singular, un camino, oficial desde hace poco tiempo, que culmina en Santiago de Compostela tras recorrer a pie algo más de 120 km.
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Si se hace del derecho, siguiendo el sentido de las flechas amarillas que lo señalizan, el Camino del Epílogo parte de Santiago de Compostela y llega al Cabo Finisterre y Muxía, en la Costa da Morte. No está claro cómo se consolidó ese camino, que, en puridad, hecho en esa dirección, no debería ser un camino xacobeo. Por diversos motivos, algunos peregrinos del medievo prolongaban el Camino de Santiago hasta el 'Finis Terrae' después de visitar la tumba del Apóstol, y allí quemaban las ropas de caminante, en un ritual de purificación. Hay que reconocer el simbolismo de hacerlo en el fin del mundo, donde acababa la tierra conocida y se abría el inmenso océano, el mismo lugar donde los soldados romanos de Junio Bruto «habían visto al Sol sumergirse, levantando una terrible humareda en el agua del Océano» (Fray Benito Jerónimo Feijoo, Teatro crítico universal, tomo III, 1729).
El 'Finis Terrae' es un buen sitio para que el peregrino dialogue consigo mismo y cultive su espíritu. Extasiados, como los soldados romanos, quedamos nosotros al contemplar desde el Faro de Finisterre, el pasado 8 de agosto, un espectacular mar de nubes que ocultó el Atlántico durante la puesta de sol. Allí estaba un servidor, en buena compañía y haciendo el Camino del Epílogo del revés, desde Muxía a Santiago. Soy de los peregrinos comodones (aunque menos que los 'bicigrinos' y 'motogrinos'), es decir, de los que caminan con mochila de tres al cuarto y tienen descanso y ducha asegurada en un hotel al final de cada etapa. Reconozco que mi peregrinación no tiene nada que ver con la de los peregrinos medievales, que exponían su vida en el Camino. Pero caminar a la inversa durante las etapas necesarias para obtener la Compostela tiene su dificultad. Caminamos en sentido contrario al de las flechas, encontrando de frente a los peregrinos procedentes de Santiago, que a veces nos creían extraviados. Nos guiamos por el lugar de colocación de las señales del camino original en hitos, postes, vallas, etc. Pese a las comodidades referidas, esta peregrinación no está al alcance de todos, porque son muchas horas caminando. En la etapa reina fueron casi 40 km; anduvimos casi diez horas, descontando la parada del almuerzo en una casa rural encantadora. El Camino del revés es como una prueba de orientación y en las encrucijadas surge la duda. Hay tiempo para la reflexión, sobre todo cuando quedas en solitario, rezagado de los compañeros. La soledad buscada de propósito ayuda. Ello explica que nos cruzáramos con jóvenes de diversas nacionalidades que hacen el Camino del Epílogo en solitario, huyendo del asfalto y del bullicio de las grandes ciudades.
Nuestras vidas son caminos inexplorados que se abren y se cierran
Lo mejor para la vista y la meditación es cuando se atraviesan zonas de bosque o senderos de tierra con árboles estratégicamente situados para dar sombra a los peregrinos. Nos topamos con robles y castaños impresionantes, y también con hayas y eucaliptos (menos apreciados, pero igualmente benéficos para los caminantes). Preciosa fue la etapa entre Muxía y Fisterra con paisajes típicos de la Costa de la Muerte y evocaciones de sirenas, tempestades y naufragios. La elevada pendiente con la que se inicia la etapa entre Cee y Olveiroa y los 'rompepiernas' subsiguientes fueron compensados por el deleite que nos produjo ver un denso bosque con el suelo poblado de tojos y helechos, entre los que descubrimos telarañas gigantes. La comarca del río Xallas ofrece al caminante paisajes muy bellos. La vista se regocija cuando llegas a manantiales y arroyos de aguas cristalinas. La leyenda del hombre lobo que atemorizaba a los peregrinos en el territorio Vákner se plasma en una estatua gigante del licántropo hecha en bronce, ubicada en un hermoso paraje en el municipio de Dumbría. Se trata de un lugar de obligada parada para reponer fuerzas y tomar fotografías. Menos bucólicos son los caminos rurales que discurren entre maizales y otros cultivos, rodeados de vaquerías, pero el verde nos relajó, y además encontramos zarzarmoras y manzanos emparentados con el de Adán y Eva en los bordes del Camino. ¡Imposible resistir la tentación!
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Algo he meditado sobre el sentido de hacer el Camino del revés, aunque otros lo habrán hecho en mayor medida que yo. Nos acompañaba un grupo de italianos guiados por una mujer de vida consagrada, a los que encontrábamos rezando de cuando en cuando. En una sana competición, unas veces los adelantábamos y los perdíamos de vista y otras aparecían de pronto y nos adelantaban, quizá beneficiados por alguna trocha.
Si todas las rutas del Camino son una buena experiencia, espiritual, cultural, paisajística y gastronómica, el Camino del Epílogo hecho del revés, sin señalización propia, es propicio para que el caminante se pregunte si no serán sus huellas el camino, como dice el famoso poema de Machado. El caminante machadiano traza su propia senda: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar».
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Nuestras vidas son caminos inexplorados que se abren y se cierran, Son anhelos y aventura, llanuras y grandes cuestas, veredas en la espesura, y preguntas sin respuesta. Pero el caminante moderno quiere sendas fáciles y trilladas, sin bifurcaciones angustiosas, faltas de indicaciones o con flechas a la virulé. Hoy, lo más común es que otros orienten y definan el propósito y el rumbo de nuestro caminar. Transitamos por caminos marcados para que nadie se desvíe (y con anteojeras, si hace falta). Actualmente vamos por donde nos digan. Todos de frente por caminos hechos y derechos; nada de senderos inéditos o inexplorados. Los marcopolos son una especie en extinción.
Pero la vida es un complejo tránsito lleno de aciertos y errores, una senda de ida y vuelta. ¡Qué difícil es andar haciendo camino y volver la vista atrás viendo la senda que nunca se ha de volver a pisar! Machado lo sabía por su propia experiencia, aunque en su poema invite a caminar tomando las riendas de nuestras vidas. Y en esta reflexión parece estar Macarena Olona, haciendo el Camino de Santiago con sus seguidores. Con su peculiar estilo, estos días ha sembrado algunas incógnitas sobre su futuro en el último tramo del camino francés. Ha elegido un camino más fácil, menos solitario y con mejor avituallamiento. ¡Buen Camino, Macarena! La peregrinación invita al renacimiento. Bien podrían Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo hacer el Camino del revés, desandando la vereda que nunca se ha de volver a pisar, para retornar a la normalidad institucional, evitando el descrédito de España por la falta de renovación de instituciones como el Consejo General del Poder Judicial, cuyos miembros siguen en funciones, con mandato caducado desde hace más de tres años. Que así sea con la ayuda del Apóstol Santiago. ¡Ultreia!
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