Esta vez la visita de Recesvinto me pilló en la cocina, donde como es propio de estas fechas nos enfrascamos en recetas con las que ... deleitar a la familia, los amigos e incluso a la doliente concurrencia de nueras, yernos y cuñados jeremías. Sí, allí estaba yo intentando trabar una bechamel aprovechando las sobras de la Nochebuena. Sobre la encimera, en un lugar a resguardo de salpicaduras, tenía un libro de gastronomía que permanecía abierto gracias al peso del almirez, aún impoluto a esas horas, que con su peso lograba que no se cerrase la página dedicada a esa salsa densa hecha a base de leche, harina y mantequilla, que tenía pensado utilizar para espesar los jugos de cocción y dar un toque cremoso a las croquetas.
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Para más señas, el libro que el otro día me mantuvo a flote entre las cacerolas es un recetario amistoso titulado 'Cocina sin tonterías', escrito por Juan Eslava y su hija Diana, donde proponen un viaje gastronómico por manducas evocadoras y guisos proverbiales; de ahí el título de esta obra bien condimentada de humor y su pizca de erudición. Libro que me ha sacado de apuros pues los fogones no terminan de ser lo mío.
Pero a lo que iba, estaba yo en la bechamel cuando Recesvinto se presentó en casa y no me quedó más remedio que soltar los arreos culinarios, limpiarme las manos en el delantal y atenderlo con un café.
Por más que nos nuble la vista el mazapán, concurren datos poco halagüeños para la estabilidad dado el lodo que destila esta XIV legislatura
La noche anterior el Rey había ofrecido el que a ambos nos pareció un discurso serio. En el tradicional mensaje navideño, Felipe VI, con el equilibrio al que está obligado el Jefe del Estado, no rehuyó la actual coyuntura política, tan desbordada y rabiosa que a más de un constitucionalista nos tiene con la mosca detrás de la oreja, sobre todo ahora que sabemos que Bruselas ha tomado nota de la crisis institucional española y que, en cuanto pasen estas fechas, el comisario de Justicia de la Unión Europea va a reunirse con el jefe del Comité Jurídico del Parlamento Europeo para abordar, entre otras cosas, la sempiterna problemática del Poder Judicial, la polémica reciente entre el sanchismo y el Tribunal Constitucional (TC), y cómo incide todo ello en la salud del Estado de Derecho en nuestro país.
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Muchos creían que las panderetas y el bullicio echarían tierra sobre este contexto proceloso donde nos ha llevado la clase política. Pero no, por más que nos nuble la vista el mazapán -dijo Recesvinto entre sorbos de su taza-, concurren datos poco halagüeños para la estabilidad dado el lodo que destila esta XIV legislatura.
En un escenario de polarización creciente –añadí-, donde quien gobierna cuenta con una de las mayorías más entecas de nuestra historia reciente, cada día asistimos a pruebas de estrés en nuestras instituciones básicas, y la escandalera del otro día montada sobre la decisión del TC, no es más que la muestra de cómo el betún del frentismo, las chapuzas y prisas legislativas, logran chafarrinar la bechamel de nuestra convivencia.
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