Banderas da señales

Banderas asumió los errores cometidos y, en sentido muy norteamericano, habló del aprendizaje y la experiencia, hasta el punto de haberse embarcado en un proyecto loco y maravilloso: montar su propio teatro en Málaga, con producción de musicales espectaculares en los que apuesta por la excelencia artística. Y con financiación privada. Trescientos puestos de trabajo directos y todo un ecosistema a su alrededor que incluye cafeterías, restaurantes y, pronto, hasta un club de jazz. Y está la parte didáctica y educativa, que no solo es cuestión de empleo y dinero.

Mientras escuchaba a Banderas, utilicé mis superpoderes y me metí en la mente de los presentes. Era curioso, pero la inmensa mayoría pensaba: «¡Antoñico, vente a Graná!». De hecho, fue el comentario más escuchado al salir. ¡Qué falta nos harían aquí un par de Antonio Banderas! Con uno, y a media asta, me conforma yo.

De todos los muchos titulares que dio el famoso actor, al que ya esperamos con ansia viva en la quinta entrega de Indiana Jones, me quedo con uno capital: la Málaga cultural surge de una estricta planificación urbanística de la ciudad. La Málaga de los museos, el cine y el teatro que tanto envidiamos se empezó a gestar cuando su alcalde, Paco de la Torre, peatonalizó el centro, ganándose críticas furibundas y sostenidas en el tiempo de los guardianes de las esencias que pronosticaban la ruina económica y el apocalipsis social. Unos visionarios. ¿Estarían tomando nota los representantes públicos que no dudaron en subir al escenario a fotografiarse con el actor al terminar su intervención?

Banderas también destacó que la cultura sirve para generar personalidad y criterio en las ciudades. ¡Ahí es nada! Y es que desde hace 3000 años, todo se resume en el mismo concepto: una persona subida a un escenario que cuenta una historia. Cambian los formatos, hay indudables mejoras técnicas, etcétera, etcétera. Pero la base es la misma: contar buenas historias.

Ese es su objetivo, además de apoyar a su ciudad a través de un proyecto que, de momento, le cuesta la pasta y que espera consolidar… a 25 años vista. Banderas dio señales. Y no de humo, precisamente.