Asentamientos

Gracias al magnífico reportaje de Alicia Amate en este periódico, me entero de unos detalles que pasan inadvertidos a quienes vemos esa realidad desde lejos. Desde la ventanilla de un coche, por ejemplo. En el estudio elaborado por la Universidad granadina se cuenta con un informe del año 2017, en el que se registraban 28 asentamientos, entre los que se distribuían entonces unas tres mil personas. La realidad de hoy debe de ser diferente, ya que el fenómeno no deja de extenderse. De todos estos asentamientos, el único que figura en las actuaciones de la Junta es el del Barranquete, acogido al plan 'Eracis': Estrategia Regional Andaluza para la Cohesión e Inclusión Social. Ya ve usted que hasta las denominaciones oficiales resultan complejas en asuntos como el que estamos tratando. Pero al menos, el que este asentamiento esté 'registrado' en la consejería correspondiente le permite recibir fondos para lograr la dignificación e integración de las personas allí residentes. De ahí que los técnicos granadinos recomienden al Gobierno andaluz reconocer estos lugares como pertenecientes a zonas desfavorecidas. Piense usted que estamos hablando de ciudadanos extranjeros en su mayoría, que están viviendo en condiciones de salubridad y bienestar muy por debajo de lo que es común para la población en general. Ya sabe: mucho plástico y poco aseo.

Naturalmente, la solución exige el aporte de dinero, junto a la colaboración entre las distintas administraciones. Y de la implicación de los empresarios propietarios de las fincas en las que trabajan estos inmigrantes. Así como de otros que estén dispuestos a colaborar, lo que ya se complica más en los tiempos que corren. Como objetivo inmediato se plantea la construcción de viviendas dignas para acoger a estas criaturas. Entre las que se encuentran niños, a los que hay que proporcionar una respuesta educativa suficiente. Todo ello supone una dificultad añadida, dado que estos asentamientos están situados fuera de las zonas urbanizables; por lo tanto, se exige un esfuerzo legislativo complementario.

Todo lo cual resulta muy bonito, por no decir muy periodístico. El camino se me antoja largo y complejo, aunque se habla de soluciones urgentes. Un primer paso ya se ha dado. Y creo que el camino se ha iniciado donde debía situarse: en lo más próximo; en este caso en el ayuntamiento afectado.

El hecho de que el partido político que defiende esta iniciativa goce de mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Níjar asegura su viabilidad. Ahora, lo que falta es mover estructuras y personal para alcanzar la meta, algo cuya oportunidad no se cuestiona. Por supuesto, la fórmula debe contar con la colaboración de las personas que utilizan estos asentamientos. Lo cual exigirá modificación de hábitos y, también, aportación económica. Porque ya se sabe que a las cosas regaladas no se las valora como es debido.