Relatividad y relativismo

Algunos creen y otros aprovechan que el genial Einstein es el fundador del relativismo, aunque se limitó a descubrir la relatividad

Armando Segura

Viernes, 3 de marzo 2023, 22:45

Cada día se inventan palabras nuevas para definir lo que antes entendíamos con otros términos. Al introducir el nuevo nombre se añade un matiz inédito ... y como el nombre hace la cosa, con el matiz entra la tergiversación.

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Hoy más de cien años del invento, algunos creen y otros aprovechan que el genial Einstein es el fundador del relativismo, aunque se limitó a descubrir la relatividad.

Es cierto que la teoría de Einstein tiene dificultades de comprensión para la mayoría.

Si dejamos a un lado, los aspectos matemáticos para hacernos entender, la teoría de la relatividad está más cerca de la realidad física que las anteriores, incluyendo la de Newton.

Se trata de hechos, no de especulaciones.

Desde los griegos trabajamos con líneas rectas que no existen en la realidad. A pesar de eso, nos salen las cuentas porque para distancias cortas o sea las terrestres, la diferencia es mínima. En la realidad, la línea más corta entre dos puntos es la línea curva.

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La razón es la luz, cuya velocidad es constante, se desplaza describiendo una curva.

Es cuestión de ponerse a medir. Incluso un triángulo cuyos lados vayan del Polo Norte al Ecuador y desde ahí, al Japón y luego lo devolvemos al Polo, forma un triángulo curvo cuyas dimensiones son mayores que las de un triángulo plano.

Gracias a que las trayectorias celestes son curvas sabemos cómo discurren cohetes y sondas.

La medida exacta de un cuerpo depende del observador fijo en su sistema de referencia.

Para que esto funcione sólo hace falta saber dónde está el observador y que la velocidad de la luz sea constante.

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Esa configuración del Universo, se puede calcular matemáticamente pero no representar imaginativamente en una pizarra, por ejemplo.

Es natural, que nos dé vueltas la cabeza, si nos dicen que ese edificio, la catedral de Burgos, que parece eterno, tal como lo vemos, sin embargo, se acorta o se alarga, dependiendo de la velocidad y del tiempo, con el que se desplazaría si pudiéramos hacerlo como hacemos con las estaciones espaciales.

Algunos científicos de alto nivel, sienten como el mundo se derrumba bajo sus pies. No digamos el hombre de la calle.

La catedral de Burgos se verá como grande o pequeña, quieta o en movimiento, según donde esté el observador, según la velocidad con que la podamos desplazar y el tiempo en que lo logremos.

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La realidad física, su verdad, es así.

Nada se viene abajo. Sólo ocurre que el Dios de Einstein es mucho más inteligente y grande que el de Newton.

No importa que Einstein no creyera en Dios, pero descubrió la verdad física del Universo, aunque, puestos a medir no alcanzó a medir a Dios que es inconmensurable. Tampoco sabía hacerse el nudo de la corbata.

Aún cuando suene igual, esto no tiene nada que ver con el relativismo moral.

Las estrellas las vemos muy pequeñas porque están lejos. Las vemos, pero a lo mejor ya no existen porque lo que nos llega son los últimos momentos de luz, antes de su desaparición.

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No quiere decir que todo vale.

Para que esto funcione es preciso contar con elementos invariables: la constancia de la velocidad de la luz, la identidad de masa y energía, la inmovilidad del observador, etc. No todo da igual.

En nuestro pequeño planeta, esa relatividad apenas nos afecta. Es un milagro que esté preparado para nosotros. Si variase algunos de los parámetros esenciales de temperatura, presión, etc., desapareceríamos sin más. Podemos vivir y no por que sí.

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