Opinión

Millones como corderos

Armando Segura

Domingo, 25 de agosto 2024, 23:04

Desde enero último, han entrado sólo en Canarias 31.000 personas a lo que se suman los que llegan desde Marruecos, Ceuta y Levante, desde ... Argelia. Sabemos la historia de cada uno y básicamente se reduce a que son enviados por sus familias para abrirse paso en Europa. Tras ellos quedan detrás mil quinientos millones de habitantes, el doble de la población europea.

Publicidad

Los países que rodean a Israel tienen una renta per cápita que no alcanza a 3.000 dólares, diez veces menos que Tel-Aviv. África empeora estas cifras, por debajo. Estas gentes se juegan la vida por sus familias y por ellos mismos. Son trabajadores, algunos cualificados y se suelen integrar. Son gente que necesitan de todo, alimento, vestido, trabajo, alojamiento y educación.

En Europa, los Juegos Olímpicos, el turismo internacional, los hoteles de lujo, son vistos desde el móvil por todos ellos desde cualquier lugar del planeta. Cuando no se tiene ni agua potable, ni lo más elemental, techo, cobijo, lo raro es que no hayan despertado antes del letargo. Esto no es una invasión sino un acercarse a la mesa de los ricos, o sea nosotros, por si caen unas migajas. Esta situación expresa escandalosamente no la desigualdad entre los hombres, que de suyo no tiene que ser malo, sino la cerrazón de las conciencias que no responde al necesitado.

Es evidente que no es una llamada a los particulares que no pueden afrontar esta cuestión, ni siquiera al Gobierno español, que como todos los países del flanco sur están siendo desbordados. Es una llamada a la Unión Europea que, si no da una respuesta coordinada a este asunto, dudo que subsista como tal. Las perspectivas en la frontera de EE UUcon México son similares. El tratamiento de esta cuestión por demócratas y republicanos tiene una diferencia de grado. Esencialmente la misma. El papa Francisco repite insistentemente el mismo mensaje. Es una voz que resuena en un salón vacío.

Publicidad

La hambruna, las epidemias, las necesidades educativas, incluso parte de los efectos nocivos del cambio climático, tienen solución, pues, aunque sean en muchos casos, problemas históricos y estructurales, son en el fondo problemas de organización. Tenemos las armas y la tecnología para eliminar el hambre, llevar agua potable al Sahel, vacunas para remediar las infecciones que tradicionalmente diezman la población. Ellos aportan también la mano de obra que precisa nuestra economía envejecida. Son gente que sólo pide trabajar, ahora, cuando multitud de empleos no son cubiertos, en hostelería y en la construcción.

Tenemos problema de paro. No tiene sentido que tengamos el triple de paro que Portugal. Nuestro paro tiene mucho de psicosocial. Hay mucha economía sumergida, mucho dinero que viene de la droga y la trata de personas y un desajuste en el mercado laboral. Suma y sigue con las estadísticas trucadas. Son los problemas de los países ricos. La UE tiene que tomar cartas en el asunto, desde ya, No es posible resolver el problema por los países de modo unilateral. Tenemos sobre todo capacidad de gestión económica y tecnologías, sólo falta la voluntad política. ¿Dónde está tu hermano? Nos dirán y posiblemente respondamos. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad