La gallinita ciega

Armando Segura

Lunes, 1 de septiembre 2025, 23:24

Decimos que cuando alguien no sabe qué hacer, se limita a apagar incendios. La gallinita ciega no puede apagar incendios, ni reconstruir alcantarillas, ni que ... los trenes conserven su catenaria, ni tampoco que el paro sea el mayor de Europa. Todo eso son incidentes puntuales que no afectan a la buena marcha del «negocio». Puestos a no ver, la gallina no ve las charcas en que le empuja su falta de ideas.

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Emparejarse con China y Venezuela, romper relaciones con Israel, es algo más que caer en una charca y mojarse un poco. El señor Trump está vigilante y ha dado un plazo hasta fin de agosto para que España salga de inmediato de la ciénaga, con la natural amenaza de clavarnos unos aranceles «a la medida». En esto no hay nada personal sino la realidad tanto fáctica como formal de que tenemos obligaciones como miembros de la NATO, de la Unión Europea y como firmantes de los tratados bilaterales con USA para el establecimiento de unas bases militares que vienen a ser un tercer Gibraltar, verdaderos «centinelas de Occidente» frente a lo que venga, al parecer, desde Oriente.

Ahora mismo, Oriente es la federación rusa que, lo mismo que Israel, está convencida de que tiene permiso de la Providencia para ocupar todo el territorio que haga falta. Trump, por su parte, recibe pomposamente a Putin en Alaska, que llega en vuelo directo desde Moscú para que no lo detengan por el camino, dado su status de criminal de guerra.

Se quiere acabar con la guerra de Ucrania como el que vende unos calcetines usados a un caballero que todos conocemos, desde que liquidó el atentado terrorista del Teatro Bolshoi, o sea, que no parece tener un corazón sensible. La gallinita ciega, reconoce a Palestina. Y apoya con grandes demostraciones a Zelenski, verdadera víctima al que no puede salvar nada más que la tercera guerra mundial.

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Recordemos que Puigdemont logró que Putin ofreciera una compañía de diez mil soldados para liberar Cataluña.

El sanchismo evoluciona decididamente hacia un 'don tancredismo' de la especie lacrimosa, porque sin comerlo ni beberlo se ha enfrentado con todos los enemigos posibles y se ha desembarazado de todos los amigos de infancia. El verdadero problema no es si aprobará los presupuestos sino si superará la selectividad con los aranceles de Trump.

El señor Trump que está en el trance de quitarse la venda de los ojos, tiene un pronto muy largo y testaferros por todas partes. Marruecos, el hermano que tiene todo el apoyo militar, político y económico americano, como sustituto de España ante la amenaza del islamismo del Sahel: España queda en la interinidad.

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Las migraciones por Ceuta y Melilla son retos deportivos de los chavales y como broche final, Mohamed VI quiere edificar un centro macroislámico en Melilla.

Entre tanto, la gallinita ciega no pone huevos, sino que se los come, porque, además, la gallina no está mojada, sino que arde. Ya no hay huevos.

¿Qué hacemos con la gallinita ciega? No quiere quitarse la venda y sigue con un proyecto con horizonte de eternidad, consistente en mantenerse en España, gracias al independentismo.

Esto que llaman independentismo, es una prolongación de la política proteccionista, que arranca desde el siglo XIX y que significa dejarse proteger por el Estado español para poder seguir vendiendo mantas a Inglaterra con su propia lana.

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Puigdemont no necesita de ayuda exterior, le basta con la del Estado.

La independencia no interesa a nadie, el independentismo, a todos.

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