De buenas letras

José María López Sánchez en escena

Antonio Sánchez Trigueros

Miércoles, 27 de marzo 2024, 23:31

Mi buen amigo Paco Muñoz, alma, santo y seña del teatro granadino, me pide un prólogo para la próxima publicación de un texto que sin ... duda interesará y sobre todo divertirá a muchos lectores, los que disfrutan con libros teatrales. Me refiero a la comedia 'Asesinato en el Segundo Acto', que, firmada por José María López Sánchez, estrenó Martín Recuerda en 1958.

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Esta comedia, interesante experimento de un jovencísimo López Sánchez, es una pieza metateatral, teatro dentro del teatro, donde un dramaturgo convoca a sus vecinos para que ensayen representar su última obra y traten entre ellos de perfilar a sus respectivos personajes, pero llega el momento crítico y pasan a convertirse en investigadores, que a su vez solicitan a los espectadores que investiguen por su cuenta, con lo que se propone un continuo juego escénico entre realidad y escena con ruptura de la cuarta pared.

Pero hay que recordar que al autor, también poeta y narrador, se le deben otras iniciativas escénicas muy importantes en su momento. Así, en el curso 1959-1960, después de sus buenas experiencias con el grupo teatral de Medicina, José María se hizo cargo de la dirección del TEU y pronto el gran hito de sus tres años de gestión, con gran número de actividades programadas, sería el estreno memorable de 'Esperando a Godot', de Beckett, la obra de la que toda la Europa teatral hablaba desde su estreno en 1953.

Años estos de mis comienzos en la Universidad, viví estos hechos como verdaderos acontecimientos: puestas en escena muy trabajadas de Chejov, Maeterlinck y Buero, creación del Seminario de Humanismo, estreno de 'Madre', de Çapek, con una dirección escénica impecable; invitación a la Escuela de Arte Dramático de Barcelona, que, dirigida por Salvat, trajo a Granada la sorprendente puesta en escena de 'Veinte años de poesía española', la Antología de Castellet, y aún recreo en mi memoria la fascinación que me provocó el espectáculo de los poemas en escena; y aquel memorable curso 1961-1962 fue también el de la publicación de 'El Teatrico', la interesante revista que tanto prometía y sobre la que hace tiempo escribí. Pero aquella gestión escénica en libertad estaba muy alejada de los principios ideológicos del Sindicato, cuyos jefes forzaron la dimisión de José María, que, centrado en acabar su carrera de Medicina, pronto se convertiría en una autoridad en la investigación psiquiátrica y en referente mundial del psicodrama, con lo que su destino y vocación escénica acabaron cumpliéndose de la mejor manera: con brillante trascendencia.

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