En retroceso
«Estamos en el 8-M y aún nos queda mucho por avanzar, aunque el problema ya es doble. Por un lado seguir logrando cotas de igualdad entre hombres y mujeres y, por otro, conseguir que los jóvenes no solo lo entiendan sino que lo hagan suyo»
Ayer tuvimos ocasión de celebrar el Día Internacional de la Mujer, el 8-M, y cuando llega esta fecha se acumulan las encuestas de todo ... tipo en el que el centro de las mismas está ocupado por el género femenino. Todas ellas me llaman la atención, pero algunas no solo me llaman la atención sino que me ponen en alerta. Una de ellas hace alusión a que en la actualidad los jóvenes varones son más conservadores que las mujeres. Es decir, que nuestros jóvenes se escoran más a la derecha, mientras que las jóvenes lo hacen a la izquierda. En Alemania, según las últimas elecciones, no solo las mujeres se han vuelto más de izquierdas sino que su ideología va mucho más allá porque abandonan a los partidos tradicionales de izquierdas para decantarse por los que están aún más escorados. Y todo ello se relaciona, también, con la percepción que los jóvenes y las jóvenes tienen de la democracia.
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Pero esto no solo está pasando en España, también en otros países de nuestro entorno. En el Reino Unido, en Alemania y, yéndonos un poco más lejos, en Estados Unidos los varones son entre 20 y 30 puntos porcentuales más conservadores que las mujeres. Volviendo a las últimas elecciones en Alemania se ha puesto de manifiesto que los chicos menores de 25 años han votado mayoritariamente a la ultraderecha de Alternativa por Alemania, mientras que en el caso de las chicas de la misma edad se hunde la extrema derecha y arrasa con un 35% el partido postcomunista La Izquierda.
Volviendo a casa, a España, el apoyo a la democracia se reduce entre los más jóvenes y el 25% de entre 18 y 26 años, los bautizados como generación Z, considera que «en algunas circunstancias», el autoritarismo puede ser preferible al sistema democrático, mientras que el 18,3% de las chicas, casi ocho puntos porcentuales menos, se decantaría por un sistema autoritario. Entre los milennials (entre 27 y 42 años), la distancia entre unos y otras aún es mayor dado que el 22,9% de los hombres ve aceptable un régimen autoritario frente a solo el 12,7% de las mujeres.
Y aunque me cueste aceptar que los jóvenes prefieran una seudo dictadura o un sistema autoritario frente a una democracia lo mismo podría llegar a entenderlo en un ejercicio grande de imaginación. Es decir, que puedo entender que un joven esté decepcionado y no tenga esperanzas de futuro si nos ceñimos a los problemas que tienen para emanciparse y abandonar la casa de sus padres, o ante la falta de trabajo, o los problemas inmobiliarios tanto de alquiler como de compra de una vivienda… eso podría entenderlo y aceptar que consideren que en un régimen autoritario el problema se solucionaría. Si es que fuera así, que ni ellos ni yo lo sabemos. Pero es que las razones son otras y es lo que no me entra en la cabeza.
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Al final lo que subyace en todo esto es un profundo egoísmo. Porque dicho de una manera fácil de entender los jóvenes están hartos de los logros conseguidos por la mujer. O sea, que lo que más les gustaría es seguir como estamos pero con la mujer como hace años, de sirvienta. No les hables de conciliación, de igualdad, de las mismas oportunidades que el varón… no les hables de nada de esto que lo rechazan. Les molesta las metas alcanzadas por el feminismo, los avances en la lucha por la igualdad (a pesar de que todavía queda mucho camino por recorrer hasta conseguir esa similitud). En el fondo queremos que la mujer y el hombre sean iguales, pero siempre que la mujer continúe como hace años en su labor de criar a los hijos o de atender la casa, que en el fondo no es otra cosa que servir al hombre. Y eso afortunadamente no se va a repetir porque lo alcanzado hasta ahora no tiene marcha atrás, salvo que el retroceso sea para todos, hombres y mujeres.
Una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del año pasado recogía que el 44,1% de los hombres creía que «se ha llegado tan lejos» en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se les «está discriminando». Y lo más alarmante es que eran los más jóvenes quienes más se mostraban de acuerdo con esta afirmación: un 52%. Lo más demoledor resulta que el viraje producido entre los chicos y la separación en la manera de pensar de hombres y mujeres es la sentencia del caso de La Manada en 2018 y la explosión del movimiento feminista en España. Precisamente la reacción al feminismo explica este cambio entre los varones jóvenes, según los expertos, hasta el punto de considerar que la oleada del feminismo ha provocado una contraoleada por la que los chicos se muestran en actitudes mucho más radicalizadas en contra de este movimiento.
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En fin que estamos en el 8-M y aún nos queda mucho por avanzar, aunque el problema ya es doble. Por un lado seguir logrando cotas de igualdad entre hombres y mujeres y, por otro, conseguir que los jóvenes no solo lo entiendan sino que lo hagan suyo.
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