Puerta Purchena

Maldito humo

«Lo que no alcanzo a entender es porqué de día se aprecia poco y por la noche el mal olor y la contaminación se intensifican. Desconozco las razones por las que la oscuridad parece que avive el incendio»

Ángel Iturbide

Periodista

Sábado, 6 de septiembre 2025, 23:08

Me duele la cabeza. No mucho, un poco. Llevo así desde anoche. Lo peor de todo es que empieza con un punto de dolor que ... se mantiene y si se queda ahí no pasa nada. Lo malo es cuando no se detiene y va muy poco a poco, muy poco a poco a más y termina con una jaqueca o migraña, no sé exactamente cuál será, que me lleva a dar paseos por el pasillo mientras dentro de la cabeza se forma una especie de martilleo acompasado que dura y dura. Todo ello va acompañado de náuseas, bostezos que lo único que hacen es que entre más aire en mi cuerpo que provoca nuevas náuseas que terminan en vómitos. Cuando el martilleo constante en el interior de mi cabeza se hace menos intenso y consigo apoyarla en una almohada es posible que consiga dormirme. Si lo hago, al despertar, por lo general, el dolor ha cesado y me encuentro como en una nube que podría calificar de placentera, me entra hambre y ganas de vivir. El episodio ha cesado y vuelvo a ser yo.

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El caso es que ahora mismo, jueves a media mañana, tengo ese punto de dolor de cabeza que, como me conozco bien, sé que no va a ir a más porque acabo de tomarme un ibuprofeno que es lo único que si lo ingiero a tiempo hace que el dolor desaparezca. Por lo general, no siempre. Cruzo los dedos y confío en que sea así. Cuando era fumador los dolores eran más frecuentes, desde que conseguí dejar el tabaco se han espaciado, pero de vez en cuando vuelven a mí como si no quisieran que me olvidara de ellos y cuando menos los esperas aparecen. Se suelen producir sin más, pero hay situaciones que propician esos dolores de cabeza.

Es lo que ha ocurrido con el que me está visitando esta mañana. Corrijo, esta mañana no que ya lo empecé a sentir anoche. Conducía por la autovía a eso de la una de la madrugada entre Almería y Retamar-El Toyo cuando empecé a sentir ese punto que nada bueno presagiaba. A pesar de llevar las ventanillas cerradas el interior del vehículo se llenó de un olor intenso a quemado muy molesto. Cuando llegué a casa tuve que cerrar todas las ventanas porque el tufo se había metido por todos lados. Eso fue lo que provocó el contenido de esta columna.

Fue el sábado cuando se incendió la planta de residuos agrícolas que la empresa Reciclados Almerienses 2005 tiene en las inmediaciones de Cuevas de los Medina. El sábado pasado, 30 de agosto festividad de la Virgen del Mar patrona de la ciudad. Ni siquiera ni lo que (ni quién) provocara el incendio esperó a que acabara la Feria de Almería ni el mes de agosto con los turistas y quienes nos visitan todavía por aquí. Estamos a jueves y el incendio, a juzgar por el olor, continúa. Y lo que no alcanzo a entender es porqué de día se aprecia poco y por la noche el mal olor y la contaminación se intensifican. Desconozco las razones por las que la oscuridad parece que avive el incendio.

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El problema no es solo la gestión de la planta en la que se produce el fuego, sino que se repita todos los años. Vale que el calor es intenso y el verano facilita que todo se queme, pero habrá maneras, digo yo, de evitarlo. Según leí en este mismo periódico la Coordinadora Ecologista Almeriense alertaba del peligro de este humo, que si me afecta a mí que vivo en la parte baja de El Toyo no les quiero contar cómo deben sufrirlo quienes viven cerca de la planta o en Retamar norte, por las partículas contaminantes que emanan de ese fuego. Según los ecologistas se producen emisiones al aire de «metales, dioxinas, furanos, gases ácidos, partículas y dióxido de carbono» que pueden provocar problemas respiratorios. O sea, nada bueno.

Pero lo que más me extraña de todo este episodio es que nadie dé explicaciones de por qué se producen estos fuegos y sus consecuencias. Yo al menos no he visto ninguna explicación en este periódico de los responsables de la planta, del concejal de turno o, incluso, de la alcaldesa ni tampoco de la Consejería de Medio Ambiente competente en este asunto. Y eso sí me parece una falta de respeto a los almerienses y a quienes se encuentran entre nosotros. Un problema que se repite sistemáticamente debe tener solución y debe ser informado. Está muy bien hacer balance de la feria y polemizar con quienes la critican, pero eso ya es historia. El humo y la contaminación continúan y mi dolor de cabeza parece que va a más. ¡¡Maldita sea!!

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