Freepik
Tribuna

Historia de libros, libros de Historia

Porque para eso están los libros: para no blanquear los años de represión, muerte y miedo bajo un régimen fascista.

Ana Moreno Soriano

Sábado, 25 de octubre 2025, 22:57

Hace unos días, asistí en Linares al Seminario Don Quijote en Sierra Morena, organizado por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Jaén, ... con la colaboración de otras instituciones; fue una magnífica oportunidad para reflexionar, a partir de la obra de Miguel de Cervantes, sobre creación, pensamiento, ciencia y derechos humanos, tal y como aparece en el subtítulo del seminario y se demostró en las tres sesiones, desde la Carta a Dulcinea a cargo de Fanny Rubio, hasta el cine-fórum en torno al documental The code, de la Fundación Internacional Baltasar Garzón.

Publicidad

La segunda sesión tenía un título evocador y sugerente Hilando libros en tiempos de hilos rotos y fue un placer escuchar a los ponentes que hilaban su vida con los libros, como experiencia y como esperanza; los libros, sin duda, nos invaden y nos transforman, porque nos hacen experimentar sentimientos, emociones, las terribles tragedias o la inmensa felicidad que alguien nos entrega convertida en palabras.

Al día siguiente, comentaba con una amiga una encuesta reciente en la que un buen porcentaje de españoles valora positivamente la dictadura franquista -entre ellos, jóvenes, nietas y nietos de la generación que asistió al fin del franquismo y luchó por conquistar la democracia- y pensé, con tristeza y perplejidad, que nos hemos alejado de esa tarea tan noble como necesaria de hilar palabras, que nos alejamos de los libros, de los libros de viento -que son las historias contadas, en la afortunada expresión de Marifé Santiago- y de los libros de papel que nos siguen acompañando, pero relegados ante otros estímulos y otras lecturas más amables y entretenidas, menos comprometidas y más lejanas en el tiempo.

Y lo siento, porque no hay otra forma de conocer la historia, el pensamiento o la poesía, si no es a través de esos testimonios orales o escritos, con los que nos adentramos en las contradicciones de cada momento histórico, escuchamos sus voces y tomamos partido. Si queremos saber, por ejemplo, lo que pasó en España en el siglo pasado, tenemos los testimonios de nuestros padres y nuestros abuelos, la poesía de Antonio Machado y Concha Méndez, las novelas de Luisa Carnés y Valle-Inclán, las revistas que publicaban Rafael Alberti y Pablo Neruda en los años treinta del siglo pasado, antes y durante la Guerra Civil. Y para conocer la dictadura franquista, hilamos libros de aire que nos cuentan cómo eran nuestros pueblos y nuestras casas; cómo vivían las mujeres, sumisas y dependientes, y cómo los niños y las niñas tenían que abandonar el colegio a edad muy temprana para ayudar en la casa o en el campo; contar que muchas personas no podían ir al médico porque no podían pagarlo aunque, afortunadamente, había algún médico de los pobres como Federico Castillo, y que estudiar una carrera no estaba al alcance de cualquiera; que teníamos que ver el NO-DO cuando íbamos al cine a ver una película que había pasado previamente por la censura y hablábamos en voz baja cuando nos atrevíamos a criticar algo. Por supuesto, podemos leer Nada, de Carmen Laforet, Los santos inocentes de Miguel Deilbes, La plaza del diamante de Mercé Rodoreda, La mina, de Armando López Salinas, La voz dormida, de Dulce Chacón, o el verso de Dámaso Alonso «Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres», por citar solo algunos ejemplos… Porque para eso están los libros: para no blanquear los años de represión, muerte y miedo bajo un régimen fascista y para experimentar en nuestra conciencia, sin ser estudiantes de postguerra, ni mineros, ni jornaleras, ni militantes del PCE, ni huérfanas de madres ejecutadas en las cárceles, toda la ignominia de aquella época terrible, sin libertad y sin derechos. Todo eso fue la dictadura franquista y todo eso está escrito: solo hace falta leer. Leer para ser.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad