'Caprichos' de Goya. IDEAL
Donde agitan las palabras

La sinrazón y sus monstruos

Las contradicciones son la argamasa de nuestra evolución, de nuestro verdadero discernimiento existencial

ALFREDO YBARRA

JAÉN

Martes, 10 de junio 2025, 23:01

El sueño de la razón produce monstruos. Nos lo avisó Francisco de Goya, ese afrancesado ilustrado profundamente católico y lleno de contradicciones, como todos nosotros. ... Las contradicciones son la argamasa de nuestra evolución, de nuestro verdadero discernimiento existencial. Así, entre otras cosas a Goya se le conoce por su crítica a la sociedad y la guerra, pero también por retratos oficiales de la corte y de personalidades del momento. Su obra refleja una ambivalencia entre la crítica social, cargando contra toda suerte de vicios y malas costumbres, y su colaboración con el poder establecido. Cuando hablamos de esa referencia de Goya al sueño de la razón nos referimos a uno de los aguafuertes de su serie los Caprichos el número 43, que el pintor titula 'El sueño de la razón produce monstruos' (1799), donde se ve a un hombre (¿un ilustrado? ¿El mismo Goya?) apoyado en una mesa, con el rostro oculto por sus brazos. El personaje está rodeado de criaturas monstruosas, especialmente murciélagos y aves, pero también otros animales como un gato y un lince, que lo rodean y observan amenazadoramente. Una especie de lechuza le arrebata un pincel.

Publicidad

Los manuscritos de la época que acompañaban a los Caprichos pueden ayudarnos a comprender este grabado. Así, el manuscrito llamado de Ayala apunta que: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos, y unida con ella es la madre de las artes». El del Museo Nacional del Prado indica: «La fantasía abandonada de la razón produce monstruos imposibles: unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas», mientras que el de la Biblioteca Nacional señala que «cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelve visiones». En todo caso Goya subraya la importancia de la razón sin la cual afloran toda clase de sentimientos irracionales y también que la ensoñación unida a la razón se convierte en una fuente inmensa de creatividad. La razón es la luz que nos hace emerger de la oscuridad, de nuestros miedos, de nuestros fantasmas.

Desde el tiempo de Goya parece que la humanidad no ha cambiado. Hoy, el sueño de la razón, la sinrazón, sigue generando monstruos. Pero ahora todo se magnifica en esta era de la inmediatez informativa, de la hipercomunicación, de la radicalización del tribal 'yoismo' de la política desalmada y cínica, mientras hay un masivo abandono social del pensamiento crítico y de la moral. Para Goya los monstruos no son fruto de la imaginación. Encarnan amenazas reales. La fantasía y la creatividad las pone al servicio de la vocación crítica: «Ni temo a brujas, duendes, valentones, gigantes, follones, malandrines, etcétera. Ni ninguna clase de cuerpos temo, sino a los humanos». Ahora la sinrazón con sus monstruos: el esperpento, el disparate, el desatino, el despropósito, el encono, el delirio, la perversidad, la desigualdad…, visiblemente se agiganta.

Calderón de la Barca en 'La vida es sueño', expresa el gemido de la criatura oprimida por el «confuso laberinto» que es su hábitat, donde pulula el mal moral que denigra el alma con el crimen; el mal público, político, que desgarra el cuerpo del país. Así, nuestro mundo es un «confuso laberinto» donde mangonea la sinrazón, en el que con gran dificultad y esfuerzo puede hallarse el hilo de Ariadna de la razón.

Publicidad

Miguel de Cervantes en sus 'Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados', publicadas en 1615, señala, como hace en el Quijote, en el episodio de la cueva de Montesinos, en qué sentido la mente humana es acechada por monstruos engendrados por el sueño de la razón. Monstruos que suelen presentársele bajo el aspecto de irresponsabilidad, irracionalidad o ignorancia en que el ser humano incurre por ceguera propia.

Hemos pasado de la Encyclopédie, y sus afanes de promover el conocimiento a una era de masiva y grumosa información, donde el espíritu, el alma, del hombre están postergados por el sueño de la razón y sus monstruos. Y es que cuando la razón duerme, los monstruos se apoderan de la palabra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad