Los grafitis se ven en todas las ciudades. Pixabay
Opinión

Herencias envenenadas

Supe también por estos expertos que cada vez haya menos mecenazgo de entidades privadas para sustentar nuestros bienes patrimoniales. No me extrañó.

Adela Tarifa

Jaén

Miércoles, 19 de junio 2024, 21:58

El pasado 16 de mayo asistí a una jornada cultural que trató de la conservación del Patrimonio y la gestión turística adecuada del mismo. La ... organizó el IEG, desde la sección de 'Paisaje y Ciencias Humanas' que coordina la consejera Encarnación Medina. Participaron en ella la profesora de la UJA M. Ángeles Peinado y el profesor José María Morillas de la Universidad de Huelva, que preside la Red de Expertos del Campus de Excelencia Internacional de las diez universidades públicas de Andalucía en el ámbito de Patrimonio.

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Me interesó mucho escucharles. Yo también pertenezco a esa red desde hace años y me siento muy identificada con sus actividades. Pero volví deprimida constatando que en cuestiones tan importantes las universidades, en general, se implican poco. No solo por falta de financiación, también por trabas burocráticas. Seguimos en el eterno vuelva usted mañana de Larra que persigue a los españoles como una pesadilla. Supe también por estos expertos que cada vez haya menos mecenazgo de entidades privadas para sustentar nuestros bienes patrimoniales. No me extrañó. Todo esto se percibe en el ambiente. De ahí mi admiración hacia la Caja Rural que siguen dando oxígeno cuando la asfixia amenaza con rematar parte del depauperado patrimonio cultural que nos quedó tras siglos de expolios y olvidos. Actitud ejemplar pues la de esta entidad financiera, y la de algunos organismos públicos, caso de Diputaciones provinciales, que como la de Jaén, a través de centros de investigación y cultura como el IEG, defiende lo que tantos menosprecian.

Cuando finalizó la conferencia, tuvimos un coloquio. Allí mí querido amigo y colega el profesor Juan Carlos Castillo Armenteros me mostró una foto terrible: en un bien de interés cultural que con inmenso esfuerzo han recuperado recientemente nuestros arqueólogos, y no digo el lugar para no dar ideas a los vándalos, unos analfabrutos habían estampado grafitis. Sospecho sean jóvenes, pues no imagino ancianos subidos en un cerro de madrugada marcando su territorio con basura. Es algo similar a los que hacen los venados esparciendo sus excrementos para ahuyentar a rivales. Aunque en esta comparación gana el venado, que a fin de cuentas echa mierda encima por el instinto de preservar la especie. Cosa que no creo sea la motivación que lleva a unos niñatos holgazanes, consumistas y mal educados a extender sus porquerías sobre monumentos. Naturalmente lo hacen amparados en la impunidad, en la extraordinaria permisividad de nuestras leyes con delincuentes y violentos, como con los okupas. Y el nulo castigo a los menores de edad.

Una, que pasó años entre archivos de pueblos y comprobó en directo los desastres de una mala política de protección patrimonial. Una que fue profesora de generaciones de adolescente y perseveró en educarlos en el respeto a la cultura. Una servidora que dedicó muchos artículos y conferencias a ese asunto, y que hasta en el Parlamento andaluz dijo un día las verdades de barqueros a políticos poco sensibles a esas cuestiones. Una, que por poner un ejemplo, se atrevía a organizar en el CEP de Úbeda un Congreso Nacional de Educación en el Patrimonio en junio de 2002, reunidos casi doscientos congresistas para apoyar la candidatura de Baeza y Úbeda como ciudades Patrimonio de la humanidad, es la misma que denunciaba en la prensa nacional (El País, 13 de junio de 2007, página 42) el bajo nivel de la enseñanza de humanidades, el pésimo enfoque de la pruebas de acceso a las universidades, y las notables diferencia en estas pruebas según comunidades autónomas, donde Andalucía salía mal parada, expresando alto y claro que estas pruebas estaban poco elaboradas, mal diseñadas pedagógicamente y con omisión casi total de todo lo que no sea historia contemporánea. La misma que ha escrito en la prensa de Jaén infinidad de artículos incidiendo en este desastre. Por eso a esta alturas de la vida no se extraña, aunque se deprima, de que los jóvenes españoles desprecien en patrimonio histórico-artístico y documental. No es su culpa; ellos son nuestro reflejo. Vivimos en un mundo mercantilizado, carente de alma. Un mundo animal que marca con basura y excrementos los bienes patrimoniales. Ellos hacen lo que ven hacer.

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