Era por octubre del año pasado cuando España entraba en la era espacial con el 'Miura I'. Su vuelo duró 306 segundos. Soñaban sus inventores ... con recuperar algo del chisme cuando amerizase en el Atlántico. Nada de nada: como en el juego de los barquitos, tocado y hundido. Pero salió todo por la tele muy lindo, diciendo que ya éramos una potencia en lo del espacio. A la tercera fue la vencida: un intento se canceló por exceso de viento y otro por un fallo en los cables umbilicales. Esperaban que alcanzara ochenta kilómetros de altura, pero se quedó en los cuarenta y pico.
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Sin embargo en Elche, nuestro Cabo Cañaveral, estaban satisfechos con el éxito. Eso dijo el jefe de este invento, llamado E. Sánchez. Por entonces otro Sánchez se felicitaba por el éxito en las elecciones generales, que perdió. Pero que le harían presidente, ayudado por más de veinte partidillos independentistas, y por un político de raza, un prodigio humano que se escapó de España escondido en el maletero antes de que lo metieran en la cárcel por golpista, dejando en el trullo a sus seguidores paletos. Pero tranquilidad total no había en aquel gobierno en funciones: algunos miraban el futuro con desconfianza. Por eso a una ministra, que puso ahí Pablo Iglesias II, le traicionó el subconsciente y dijo un día que los ricos tramaban escapar de España en cohetes espaciales. Terrible, porque si huyen los ricos, ¿quién pagarías sus modelitos? Me lo contaron y no lo creí, hasta que lo vi por casualidad en la tele. No esperaba esto de una ministra tan aguda. Tan lista es Yolanda que dejó a los Morados, los que la pusieron en la cosa, desnudos y tiritando. Los usó como un trapo viejo. Ya lo dice el refrán, si quieres perder a un amigo, hazle un favor.
Bueno, a lo que iba. Es que esta ministra, con su sonrisa perenne y su estilazo, hizo esa declaración kafquiana, más propia de un pirado que de su astucia felina. Fue solo un desliz. Pienso que ella soñó aquella noche con el Miura I y tuvo pesadillas. O acaso estuvo ese día en un pase de modas sicodélicas, inspiradas en los astronautas. Me inclino por lo último. Es que a servidora también le encanta las modas, y me fijo mucho en el gustazo para combinar modelos que tiene la ministra de los cohetes. De veras, en estilo no la gana nadie en el parlamento. Simplemente pasó que se le fue la pinza en público, cámaras a la vista, cuando avisó de que los ricos, banqueros y empresarios supongo, ya tienen reservada plaza en cohetes espaciales para cuando el mundo reviente; o cuando los pilotos de este barco a la deriva nos estrellen contra el suelo por un puñado de votos.
Yo, francamente, no veo la cosa tan negra como mi ministra preferida. Solo se despertó ese día atontada; porque, vamos a ver ¿dónde pensaban aterrizar los afortunados que pagaran ese viaje al espacio para salvarse del hundimiento final? En el futuro Mihura II no se va a montar, visto lo visto, ni la mona de Tarzán; y, que yo sepa, todavía no son habitables esos mundo estratosféricos a los que alude la ministra de los modelitos caros, salvo que ella tenga información privilegia de CNI, por su cargo. Saber, sabe mucho. Es que, con un arte, con una sonrisa que enamora, con esa melena preciosa, le ha dado a Pablo Iglesia II y sus acólitos un portazo en las narices que es de cine. Y a los empresarios. La verdad es que en aquel gobierno faltaban elegancia y sonrisas. Por eso Montero y Belarra sobraban. No se enteraron de que con una buena sonrisa y un modelo adecuado es más fácil llamar al contrincante facha y acusar a los ricos de comprar plazas en cohetes espaciales para escapar a paraísos fiscales.
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Bueno, también a mí se me fue la pinza hoy escribiendo este divertimento. Es que lo redactaba para el día de Reyes Magos y no sabía qué pedirles, porque cada vez soy más austera. Hace mucho que no me compro modelitos nuevos porque todavía uso viejos abrigos vintage, los mismos que le molan a Irene Montero, aunque ella los compre de temporada. Es que con tantos impuestos, la inflación, la cesta de la compra, la luz, el gas, la deuda pública, ve venir que un día nos despertaremos como los griegos el fatídico año que Zapatero abandonó el barco porque España se iba a pique. Así que a los Reyes(Magos) no les pedí nada caro. Si acaso la colonia de siempre, porque huele a podrido. O bien, como los de Oriente son adivinos, si saben que aquí duramos poco, me gustaría un pasaje del cohete para ricos, aunque sea en tercera, para largarme hasta que escampe. Solo pido que mi vecino de asiento no me hable de política. Para eso prefiero morir aquí cuando el mundo estalle. Feliz año nuevo y ánimo. Qué no hay mal que cien años duren. Eso dicen los optimistas. Pero lo malo dura más. Miren a Venezuela, o a Argentina, y tomen nota. Y no tiren su ropa vintage, por si acaso.
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