Estados Unidos e Irán van a retomar en Viena, de manera indirecta, las negociaciones sobre el acuerdo nuclear firmado en 2015 por ambos países, con ... la presidencia de Barack Obama, más los intermediarios europeos Alemania, Francia y Reino Unido. Cuando llegó Donald Trump a la Casa Blanca, una de las primeras decisiones que tomó fue rechazar el acuerdo e imponer sanciones económicas y comerciales al régimen iraní y a varios de sus dirigentes. Se prohíben sus desplazamientos y se les incautan las cuentas corrientes que tengan en el extranjero. Es la fórmula actual de castigar a los que se considera responsables de una política negativa o de decisiones agresivas y así evitar que las habituales sanciones contra un régimen acaben causando más daño a la población que al propio régimen. Sin duda, las sanciones impuestas durante estos años de administración Trump han dañado al régimen iraní que está dispuesto a volver a negociar con Estados Unidos directamente si se levantan las sanciones. Por su parte, Washington exige la liberación de ciudadanos norteamericanos detenidos en Irán.
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Estas son las condiciones públicas para justificar lo que la mayoría de países occidentales consideran necesario como es retomar los acuerdos para restringir el programa nuclear de Teherán. Sobre todo, porque las circunstancias han evolucionado tras los acuerdos alcanzados por Irán con Rusia y China. El ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, aseguró que este acuerdo de cooperación durante 25 años será permanente y estratégico. Hay manifestaciones en varias ciudades iraníes protestando contra este acuerdo que supone una enorme cesión en muchos sectores. En el otro bando, la realidad en la región ha cambiado tras la firma de los Acuerdos de Abraham entre Israel y Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, lo que supone la paz y el reconocimiento de israelíes y árabes aportando un giro geoestratégico que afecta a millones de personas. Además, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha establecido muy claramente sus posiciones y trabaja para recuperar a sus aliados europeos –aunque la UE haya firmado un acuerdo comercial con China– y plantar cara a la pugna de China por la hegemonía mundial y al incremento de la influencia rusa en Oriente Próximo y el Mediterráneo. En el ambiente todavía se respira lo que portavoces chinos calificaron como olor a pólvora durante la reunión de alto nivel entre chinos y norteamericanos celebrada hace unos días en Alaska. El acercamiento con condiciones para recuperar el acuerdo nuclear con Irán puede representar una cierta distensión. Pero no será nada fácil.
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