Feijóo preside ayer la reunión de comité ejecutivo nacional del PP. Efe

Feijóo cierra en falso la crisis de Mazón con una dimisión en diferido que pende de Vox

El president renuncia pero se queda en funciones, a la espera de pactar su relevo con la extrema derecha y, si no, deun adelanto electoral

Lunes, 3 de noviembre 2025, 22:04

Alberto Núñez Feijóo avaló este lunes el paso atrás dado por Carlos Mazón un año y cinco días después de la tragedia de la dana ... que truncó la vida de 229 personas tras un fin de semana de intensas negociaciones entre ambos para dirimir el futuro de la Comunidad Valenciana. El líder del PP esperó hasta el final de su intervención ante el comité ejecutivo nacional del partido, marcado por la ausencia de la mayoría de presidentes autonómicos en el momento más complicado de su mandato que se excusaron por motivos de agenda, para referirse al elefante en la habitación. Puso en valor la decisión de su barón, al que presentó como víctima de una «cacería personal y política», pero que no ha estado exenta de tensiones por el modelo de sucesión. Mazón deberá continuar en el cargo hasta que se elija un nuevo candidato, que en cualquier caso depende de Vox, o se convoquen elecciones si no hay acuerdo. Además, el presidente en funciones de la Generalitat Valenciana mantendrá su acta de diputado para no perder su aforamiento ante un cerco judicial cada vez más asfixiante por su gestión de las inundaciones. Un cierre en falso de la crisis, en cualquier caso, que ha puesto a prueba el liderazgo de Feijóo y que ha abierto una grieta con la organización territorial.

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Fue este jueves, 30 de octubre, cuando el propio mandatario autonómico levantó el teléfono para avanzarle al líder nacional del PP sus intenciones. «Es la primera vez que verbalizó que no puede más y que se quiere ir», explican en el equipo de Feijóo, añadiendo que ya había previsto un cara a cara el 7 de noviembre aunque sin concretar si el encuentro se agendó antes o tras el funeral de Estado, el punto de inflexión que hizo saltar todo por los aires. Oficialmente era para «analizar el contexto político», aunque fuentes de la dirección nacional confirman que el dirigente alicantino tenía fecha de caducidad, pues estaba plenamente descartado que volviera a ser cabeza de lista del PP a la Generalitat. Una decisión que Feijóo, en cuyas manos recae esa elección según marcan los estatutos del PP, ya había tomado hace tiempo y trasladado a su círculo más íntimo.

A partir de esa conversación inicial, el jueves se suceden las siguientes para negociar las condiciones de la marcha de Mazón. Génova quiere una transición ordenada sin perder el control de la dirección regional ante la que se revuelven los barones del PP valenciano que reclaman que se les tenga en cuenta a la hora de elegir al sucesor. Es por eso que el sábado airean una comida en la que los tres dirigentes provinciales –Vicent Mompó, Marta Barrachina y Toni Pérez–, junto al secretario general del partido, Juanfran Pérez Llorca, ponen sobre la mesa el nombre de Mompó como figura de consenso. Un órdago con el que intentan adelantarse a la posible elección por Madrid de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, la opción preferida de Feijóo, y que enfada a Génova.

El expresidente de la Xunta se niega a que le marque el paso nadie y decide hacer público que ha asumido las riendas de la crisis con un anuncio sorpresa el domingo. En una comparecencia sobrevenida, Cuca Gamarra anticipa que el líder del PP hablará con Mazón a lo largo del día sobre el futuro de la comunidad. Con todos los escenarios sobre la mesa, Feijóo y su barón acuerdan la dimisión de éste e intentar investir un presidente interino hasta las elecciones de 2027 para no arriesgar el Gobierno valenciano, clave en unas futuras elecciones generales. Un movimiento para el que necesitan el respaldo de los de Santiago Abascal. A ellos se dirigió ayer el presidente del PP para que «estén a la altura» y «faciliten cuanto antes la elección de un nuevo presidente» de la Generalitat.

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Comienza el tira y afloja

Génova confía en que Vox respalde a su candidato, aunque sabe que la negociación será ardua. De entrada, Abascal acusó ayer a Feijóo de «dar un balón de oxígeno» a Pedro Sánchez el día del histórico juicio al fiscal general y aplazó cualquier pronunciamiento sobre el devenir de la gobernabilidad valenciana hasta que haya una figura clara sobre la mesa. Todas las miradas apuntan ahora a Pérez Llorca, el perfil mejor posicionado ya que ha ha sido el encargado de negociar en el pasado los acuerdos con Vox, con cuyos interlocutores guarda además una buena relación. «Entendemos que querrán mantener el acuerdo presupuestario alcanzado en mayo pasado», señalan fuentes populares. Aunque avisan también de que «si hay que explicar que en plena reconstrucción y habiendo Presupuestos no hay acuerdo para la investidura, lo haremos».

Tras firmar Mazón este lunes la renuncia se ponen en marcha los plazos para elegir nuevo presidente. Ahora se abre un período de 12 días hábiles para la presentación de un candidato y, a continuación, el pleno de investidura tendrá lugar entre tres y siete días después. Si transcurridos dos meses desde la primera votación de esa investidura, o en el caso de que no fraguase un candidato a la Presidencia, se disolverán les Corts y se convocará automáticamente las elecciones. Llegados a este extremo, los comicios autonómicos se celebrarían en marzo pudiendo llegar a coincidir con los de Castilla y León, previstos para el 15 de ese mes.

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Para entonces, el PP deberá tener el nombre de un cabeza de cartel que a día de hoy genera tensiones entre Génova y la cúpula del PPCV. Una decisión que, en cualquier caso, en el equipo de Feijóo reiteran que todavía no está tomada. «Una vez que pasemos la pantalla de la investidura –apuntan–, tomaremos las decisiones orgánicas». Con Mazón fuera ya de juego y a la espera de iniciar las negociaciones con Vox, el PP explotará la atribución de culpas al Gobierno de Sánchez en la catástrofe. «El PSOE se equivoca si cree que con esto borra sus responsabilidades», advirtió Feijóo, que incidió en que la dana fue una emergencia nacional que Sánchez no atendió. La misma que Mazón no quiso pedir y que en su adiós asumió como uno de los errores que clavaron su ataúd político.

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