Concentración en homenaje a la pareja fallecida el pasado año en el polígono alavés de Vitoria. Jesús Andrade

Las carreras ilegales adelantan a la Policía

Las fuerzas de seguridad siguen por redes el rastro de los aficionados a la velocidad que se citan por toda España para organizar quedadas que convierten las calles en circuitos de competición

Juan Cano/ Izaskun Errazti

Sábado, 1 de noviembre 2025, 13:10

No se juegan el coche. Por lo general, ni siquiera apuestan. Compiten por la descarga de adrenalina o, sencillamente, por vacilar delante del grupo. En ... la versión local de 'Fast & Furious', la icónica saga protagonizada por los actores Vin Diesel y Paul Walker, que paradójicamente murió con 40 años en un accidente de tráfico con un Porsche Carrera en 2013 en California, hay menos romanticismo, pero la misma temeridad al volante.

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Cada fin de semana, aficionados al mundo del motor y la velocidad se organizan a través de WhatsApp y Telegram -sobre todo, mediante esta última aplicación- para quedar en algún punto de la ciudad, polígonos industriales o en sinuosas carreteras de montaña próximas a entornos urbanos para celebrar competiciones de velocidad o para realizar maniobras peligrosas que sólo pueden hacer entre la clandestinidad y la impunidad que otorga la manada.

Las quedadas no son exclusivas de una ciudad en concreto. La moda, importada de Estados Unidos y popularizada por la cultura audiovisual, de la mano del cine y las redes sociales, se ha extendido por toda Europa y España no es ajena. Madrid, Cataluña, País Vasco, Galicia, Valencia, Andalucía, Baleares o Canarias son algunas de las comunidades afectadas donde las Fuerzas de Seguridad del Estado ya han tomado cartas en el asunto para perseguir y denunciar estas prácticas.

TikTok e Instagram se han convertido en su escaparate, pero también en el mejor aliado de los cuerpos policiales. Un agente andaluz especializado en rastrear las redes sociales, que lleva años patrullando el entorno digital, se encarga de diseccionar las quedadas: «Suelen citarse los viernes y utilizan nombres en clave para identificar el punto de la quedada». En cada ciudad hay unos circuitos clásicos, avenidas grandes y poco transitadas al caer la noche, pero van improvisando lugares nuevos para eludir la vigilancia. El policía no lo reconoce, pero en ocasiones consiguen infiltrar a informadores en los grupos y logran adelantarse a las reuniones.

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El origen

La cultura audiovisual ha extendido las quedadas desde Estados Unidos a toda Europa

Los investigadores han detectado dos modalidades. Por un lado están las carreras ilegales, que en el argot se conocen como 'lanzadas', donde dos coches compiten en velocidad desde el punto A al B. Por lo general, un tramo corto de carretera y previamente establecido para que el público se pueda apostar a los costados. Coches, muchos de ellos tuneados, que se colocan a los lados de la calzada con los maleteros abiertos y la música a todo volumen. Hay quienes modifican las matrículas. Las cambian por placas de vehículos dados de baja o del desguace.

Ciberpatrullaje

En las 'lanzadas' se ha localizado incluso a conductores semi-profesionales, como a un piloto de Fórmula 3 que fue denunciado en Málaga con un coche de 400 caballos. En los ciberpatrullajes en redes se ha conseguido identificar a decenas de conductores que han sido acusados por la Fiscalía utilizando como material probatorio los vídeos, conscientes del peligro que suponen este tipo de prácticas, que entran en el terreno de la conducción temeraria. No en vano, en los últimos años se han producido en España accidentes muy graves en el contexto de este tipo de reuniones.

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Un joven da la salida a un pique en la localidad alavesa de Lantarón. R. C.

En enero del año pasado, dos jóvenes de 18 y 21 años perdieron la vida y un tercero resultó herido muy grave en un accidente registrado en un polígono de Vitoria que la Policía Local investigó como una carrera ilegal, a tenor de la velocidad y las maniobras que hicieron los vehículos implicados en el siniestro. Ahora, la compleja investigación abierta por aquel siniestro mortal mira a Alemania. Hasta el cuartel general de BMW ha viajado la caja negra de, al menos, uno de los vehículos implicados en el fallecimiento de Izaro y Cristian, que acostumbraban a acudir de madrugada a seguir las carreras ilegales. Cuando encontraron la muerte iban en un Volkswagen Polo con dos personas más. El conductor cambió de lado para ver mejor los piques sin percatarse de dos BMW que estaban inmersos en un vertiginoso pulso. Uno impactó contra el utilitario con consecuencias fatales.

Veinte meses después del accidente de Júndiz, el fenómeno de las carreras ilegales se ha ido de madre no sólo en Vitoria, también en Lantarón, Gojain y Miranda de Ebro, donde en la madrugada del pasado fin de semana se concentraron docenas de jóvenes llegados de hasta siete provincias diferentes. La mayoría de automóviles procedía de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, pero también hubo otros de Navarra, Burgos, La Rioja y hasta Cantabria.

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Las convocatorias

TikTok e Instagram son el escaparate, pero también el mejor aliado de los cuerpos policiales

En la Comunidad de Madrid las quedadas entre jóvenes se extienden, igualmente, como la pólvora. Por polígonos como el de San Fernando de Henares o la Cantueña, en Fuenlabrada, donde en mayo resultaron heridos graves cuatro jóvenes, uno de ellos menor. Era, confirmaron testigos presenciales, una «lanzada ilegal» entre bandas. Pero esta vez se les fue de las manos. El vídeo grabado por un espectador recoge el momento en que un Audi A3 azul oscuro, aparece en escena y provoca el choque brutal, casi frontal, con un Ford Focus gris.

Cientos de personas asisten a una carrera ilegal en el polígono de Raos, en Santander. R. C.

En el Corredor del Henares existe una carretera que nunca cumplió su función. Se llama MP-203 (ahora renombrada como M-205) y lleva desde 2007 abandonada. Son doce kilómetros de asfalto en perfecto estado que no llevan a ninguna parte. Una autovía fantasma en la que se han rodado películas y, sobre todo, se organizan carreras ilegales. En Gran Canaria van más allá y los piques llegan a celebrarse en mitad de la autopista, con coches en paralelo ocupando toda la calzada. Las Fuerzas de Seguridad realizaron hace tres años una macrooperación contra esta práctica que se saldó con 42 detenidos, seis investigados y 40 coches intervenidos. Fue el fruto de un dispositivo de vigilancia con vehículos camuflados y drones que la Guardia Civil y la Policía Local de Telde mantuvieron durante tres meses. Lo llamaron 'operación TodogasGC'.

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Una prensa para triturar los coches y sacarlos de la carretera

«Confiscaremos y trituraremos tu coche». Es la advertencia que el alcalde de la localidad americana de Louisville, Craig Greenberg, ha lanzado a los aficionados a «poner en peligro» la vida de los demás con sus prácticas al volante. El regidor de esta ciudad de Kentucky está convencido de que a los amantes de las carreras ilegales y el tuneo de sus vehículos «les da menos miedo la cárcel que perder su auto». Por eso, no duda de que la drástica medida será un éxito.Como prueba de su disposición a acabar con las carreras callejeras, las autoridades estrenaron la nueva política con un Dodge Durango SRT Hellcat, valorado en unos 100.000 euros, que fue literalmente aplastado. El vídeo fue difundido por YouTube.

Ruido y 'caballitos'

Pero las 'lanzadas' no son el único gancho para los pilotos con ganas de ponerse a prueba. Existe la opción de las denominadas 'quedadas dinámicas', también conocidas como quedadas tipo enjambre, donde un grupo de conductores se reúne en un lugar de la ciudad y se van moviendo por distintas avenidas. Esta modalidad, en claro auge, se circunscribe principalmente a las dos ruedas. Los agentes han detectado motos de cross sin matrícula o motocicletas de gran cilindrada que circulan con ella tapada. Van sin luces y cubiertos con pasamontañas. El objetivo, hacer ruido y 'caballitos' aprovechándose de la impunidad de la multitud, que impide atribuir la conducción temeraria a un conductor en concreto. «Se hace por prestigio, por huevos», nos cuenta un habitual de estas noches de desenfreno.

'Allycat', cuando los ciclistas también se saltan las normas

No sólo de coches y motos se nutren las carreras ilegales. En Barcelona los ciclistas también se saltan las normas para competir en zonas urbanas. Es lo que se conoce como 'Allycat', un fenómeno que coge su nombre de los mensajeros en bici de otros tiempos y que ha puesto en guardia a la Policía Local.

Los agentes municipales investigan la quedada, el pasado mes de julio, que reunió a una veintena de personas para ponerse a prueba en la ciudad condal. Los ciclistas recorrieron la Avenida Diagonal, diez kilómetros poniendo en peligro sus vidas y las de los demás. La guardia urbana ya ha abierto diligencias y sus esfuerzos están centrados en identificar a estos velocistas, a quienes se les van a atribuir varias infracciones por poner en riesgo la seguridad vial. Porque la 'gracia' de esta modalidad consiste en cruzar la ciudad en bicicleta en el menor tiempo posible, desafiando las normas de circulación. Atravesando las líneas, adelantando por cualquier hueco para grabarlo y difundirlo.

Los participantes en estas quedadas se dan cita a través de las redes sociales, entrando en webs que el Ayuntamiento dice que ya tiene localizadas. Los usuarios de estas páginas recorren varias ciudades del mundo saltándose semáforos y poniendo en riesgo la vida de la gente conduciendo en contradirección, como ya ha pasado en Barcelona, donde por el momento no se han registrado heridos.

En Málaga, la Policía Local culminó en enero la primera fase de la 'operación Enjambre', donde se denunció a una veintena de conductores que se reunían en este tipo de concentraciones para circular de madrugada por las calles de la capital. La segunda fase del dispositivo sigue en marcha. De hecho, hace unas semanas se detectó una quedada multitudinaria -los vecinos grabaron vídeos y los difundieron en redes- en un barrio residencial próximo al campus universitario malagueño.

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