Una estudiante subraya unos apuntes. Ideal

Un estudio de la UGR revela que los alumnos que subrayan, releen y memorizan sacan peores notas

Reelaborar la materia y autoexaminarse son las técnicas de estudio más exitosas y las menos utilizadas, según una investigación en la que participa la Universidad de Granada

Inés Gallastegui

Granada

Miércoles, 10 de julio 2024

Subrayar los apuntes con rotuladores fosforitos, hacer esquemas mirando un texto, releer una y otra vez la materia de una asignatura y memorizar los libros ... de carrerilla es el día a día de la mayoría de los estudiantes. Los expertos en Psicología del Aprendizaje –y algunos alumnos– ya sospechaban que esa no es la mejor forma de aprender y que reelaborar los contenidos con palabras y ejemplos propios o ensayar un examen sobre lo aprendido darían mejor resultado académico. Ahora, una investigación lo demuestra con datos:se titula '¿Qué técnicas de aprendizaje respaldadas por la investigación cognitiva usan los estudiantes de secundaria? Prevalencia y asociaciones con las creencias y logros', la acaba de publicar la revista estadounidense 'Cognitive Research: Principles and Implications' y sus autores son Fernando Blanco, profesor de Psicología Social de la Universidad de Granada, la psicopedagoga Marta Ferrero, de la Universidad Autónoma de Madrid, y Héctor Ruiz, director del International Science Teaching Foundation.

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La investigación es la más amplia sobre la materia realizada hasta ahora en España y está basada en 3.414 encuestas a escolares de ESOy Bachillerato de centros educativos en zonas con un perfil socioeconómico variado de Cataluña, pero sus resultados son perfectamente exportables al resto del país, asegura Fernando Blanco.

Los investigadores correlacionaron las respuestas del cuestionario con las calificaciones obtenidas por cada alumno, lo que les permitió determinar qué técnicas de estudio son las más exitosas desde el punto de vista académico. Y las conclusiones fueron claras: los métodos de estudio basados en la repetición del contenido de libros o apuntes al pie de la letra –releer, subrayar, copiar, hacer esquemas o memorizar– obtienen peores resultados que los que implican elaboración y evocación de lo aprendido. Sin embargo, los primeros son más populares que los segundos entre los jóvenes.

«La elaboración, más que una técnica, es un conjunto de técnicas que consiste en profundizar en el material de estudio, buscar ejemplos o escribir un resumen sin mirar el original, lo que te obliga a procesar de manera profunda el contenido y así hacerlo más significativo», explica el profesor de la UGR.

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La evocación consiste en rememorar lo aprendido, que es en realidad lo que se hace en los exámenes; es una forma de autoexamen. «Practicar el hecho de recordar te hace mejor recordando; es como practicar un deporte: si entrenas, lo harás cada vez con más facilidad y más flexibilidad», señala el psicólogo.

El estudio tiene sus limitaciones, admiten sus autores, que no descartan profundizarlo. Por ejemplo, no mide las habilidades cognitivas de los estudiantes, una variable que podría sesgar los resultados: es posible que los alumnos más inteligentes –y por tanto, más propensos a sacar mejores notas– sean también los que escogen métodos de aprendizaje más sofisticados.

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Estudiar con música

También hay otros hallazgos interesantes. El 80% de los estudiantes aseguran que nunca les han enseñado a estudiar. Es un dato alarmante si tenemos en cuenta que de ello depende el rendimiento de un quehacer al que los chavales dedican un mínimo de 10 años de sus vidas, pero el profesor de la UGR matiza que, aunque las técnicas de aprendizaje no sean una materia del currículo, es posible que los profesores sí las transmitan en clase de manera más informal.

Y un último descubrimiento: gran parte de los estudiantes reconocen que estudian con música porque les ayuda a evadirse del entorno y a concentrarse en los libros. Para subrayar, releer o copiar, puede acompañar, concede el psicólogo; para profundizar en la materia, elaborar contenidos propios o autoexaminarse, no. Luego se ve en las notas.

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Estudiar la noche anterior

Fernando Blanco.

Una de las hipótesis del trabajo, basada en estudios anteriores, resultó fallida: los investigadores creían que la técnica del estudio espaciado, que consiste en dedicarle a una materia sesiones separadas en el tiempo, de forma planificada antes del examen, estaría relacionada con mejores calificaciones que la vieja y extendida práctica de dejarlo todo para la noche anterior.Para su sorpresa, no fue así. Blanco matiza que quizá se deba a que el actual sistema de evaluación escolar premia el estudio «masificado»: todo de golpe, en un periodo de tiempo corto y próximo al examen.

En ese sentido, cree que sería interesante analizar si el tipo de exámenes que se está haciendo es eficaz para evaluar un aprendizaje «duradero y de calidad» o solo mide la capacidad de los alumnos de repetir lo que acaban de estudiar, aunque lo olviden enseguida. «Es una especulación, pero puede ser que el tipo de evaluación que se da en estos niveles, pero también en la universidad, prime, en vez de la comprensión o la capacidad para aplicar esos conocimientos, el sabérselos de carrerilla. Tal vez se esté fomentando estudiar la noche de antes, porque si el examen no permite distinguir entre un aprendizaje profundo y uno superficial, ¿para que tomarse la molestia?», argumenta.

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