Tradiciones de los Santos en Jaén: voluntarios de ánimas y gachas en las cerraduras
En pueblos como Villanueva del Arzobispo y Jódar se mantienen costumbres en torno a esta solemnidad
Ascensión Cubillo
Jaén
Jueves, 30 de octubre 2025, 00:00
Los cementerios se llenan de gente estos días con motivo de la solemnidad de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, unas jornadas en las ... que se recuerda a los familiares que ya no están con nosotros. Por eso es habitual ver cómo se adecentan tumbas y se les pone flores y velas para honrar su memoria.
En la provincia jienense esta tradición se mantiene de la mano de los familiares, sobre todo, aunque hay pueblos en los que se constituye un voluntariado de ánimas para poner velas a los difuntos que no tienen a nadie cercano que lo haga. Este es el caso de Villanueva del Arzobispo, que lo lleva a cabo a través de una iniciativa municipal.
En esta localidad de la comarca de Las Villas existía antiguamente una cofradía de las Ánimas de la que ya se tenía referencias desde principios del siglo XVIII, sobre 1711. Si bien realizaba sus celebraciones entre el 23 y 28 de diciembre, era en el primer día de noviembre, coincidiendo con la festividad de los Santos, cuando sacaba sus tazones de ánimas para las pertinentes limosnas y donativos que la cofradía utilizaba «para socorrer causas de los más necesitados o para el arreglo de las tumbas de aquellos que no tenían nada».
Así queda recogido en el blog de Cultura del Ayuntamiento, donde se aportan algunos datos históricos sobre esta hermandad, cuyos tazones y otros enseres se suelen exponer en el Consistorio por estas fechas. Los tazones en los que se recogen las limosnas presentan figuras de un hombre y una mujer en el purgatorio.
'Procesión de los espíritus'
Otra costumbre que había en la provincia de Jaén era la de tapar con gachas las cerraduras de las puertas. En Jódar aún se mantiene, pero en menor medida. El cronista de este municipio de Sierra Mágina, Ildefonso Alcalá, explica en el artículo de investigación 'La tradición de la Noche de los Santos o de las Gachas' que no existe documentación sobre el tema, sólo la tradición oral.
«Las familias, después de cenar juntas las tradicionales gachas, castañas y flores de maíz, con las sobras salían en un festivo ritual por las calles del vecindario provistos de una olla, con las que tapaban las cerrajas de las puertas», escribe.
El origen de esta costumbre estaría ligado a la idea de la 'procesión de los espíritus': «Para los mayores, esta noche 'daban suelta' en el más allá a los espíritus, los cuales en procesión recorrían a medianoche las calles de la población encabezados por la Muerte», apunta el cronista galduriense.
Según esta tradición oral, al iniciarse esta peculiar procesión, la Muerte iba derramando un líquido llamado «liotón» que caía sobre las casas y señalaba que en el próximo año habría un fallecido. «Para evitar la entrada de ese mortal líquido se tapaban los únicos huecos existentes: la cerradura con gachas y la chimenea con la señal de la cruz, que indicaba la fe de sus moradores», argumenta Alcalá.
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