El sector del plástico, en la encrucijada
La cumbre climática ha puesto en la mirilla más que nunca el papel de una industria que en la provincia mueve millones de euros y más de 10.000 empleos directos e indirectos, generando tanta riqueza casi como el olivar
HAY un estudio que mide que una bolsa de plástico, reutilizándola, no de usar y tirar, deja una huella de carbono, es decir contamina, mil ... veces menor que una de tela. Mil. Otro que gran parte de los microplásticos del mar son de restos de la ropa que llevamos que está hecha de plástico y al lavarla pasa al agua. Y un coche o un avión, por ejemplo, pesa mucho menos cada vez gracias a los nuevos plásticos, por lo que utiliza menos combustibles fósiles, contaminando mucho menos. El plástico no es malo, es malo el uso que se le pueda dar y cómo nos deshacemos de él». Las frases, con vehemencia y cierta irritación, llegan desde la agencia de comunicación de Andaltec, el centro de innovación especializado en sistemas de iluminación para automoción, plásticos en contacto con alimentos, prototipado y materiales, situado en Martos. La Cumbre del Clima celebrada estos días en Madrid ha puesto en el disparadero (además de a nombres propios como el de la presente Greta Thunberg o el ausente Donald Trump) a los combustibles fósiles y al plástico. Un material que ha permitido un avance social enorme y del que estamos rodeados por doquier, pero que también deja impactantes imágenes como mares llenos de basura y residuos o peces con sus entrañas atiborradas de microplásticos. La polémica está servida ante el auge de la concienciación social en la cuestión ecologista, la lucha contra el cambio climático y el movimiento verde.
En el caso de la provincia de Jaén además el sector del plástico es una parte clave de su economía, un pilar básico. Con las cifras en la mano, con un peso específico casi tan grande como el olivar.
Jaén «aporta el 25% de las empresas del sector en la comunidad andaluza y más de 10.000 empleos directos e indirectos», según el último estudio realizado por el centro tecnológico del plástico, con datos de 2017 (en estos momentos, señalan desde Andaltec, se está realizando otro actualizado y las cifras que arrojará serán superiores). Es más, el sector del plástico «está cerca de superar en Producto Interior Bruto (PIB) provincial los casi 1.500 millones de euros que aporta el olivar y el aceite de oliva de media», según indicó recientemente el presidente de la Diputación, Francisco Reyes.
Desde la provincia se exporta material plástico y eléctrico en cantidades gigantescas (en los primeros nueve meses del año materias plásticas y sus manufacturas por valor de 66 millones de euros, el 7,2% de todo lo que se vende al extranjero 'made in Jaén'; lo que más se exporta son aparatos y material eléctrico, con 502 millones de euros, el 54% del total, que también dependen del plástico en gran medida;se exporta mucho más que aceite de oliva, lo segundo más que vende la provincia fuera de España, 185 millones, el 20% del total).
Su importancia y peso en Jaén es innegable. El sector a nivel provincial lleva tiempo haciendo los deberes, 'reciclándose', para hacer cada vez un producto más biodegradable y menos contaminante, pero la presión aumenta ante la expansión del mensaje verde y la concienciación social, colocándole en una encrucijada y un temor a una reducción de sus ventas.
«Lo que más llega a la sociedad son esas imágenes de los desechos de plásticos del mar que contaminan el agua y a los seres vivos que viven en él. Se están empezando a hacer actuaciones no para contradecir esto, porque es verdad, pero para poner orden», sentencia José María Navarro, gerente de Andaltec. «Hay un problema principal, que no se han sabido comunicar las bondades del plástico y en eso estamos ahora mismo. De seguir así la ola sólo puede ir a más. Hay muchas empresas que viven de este material y, sobre todo, porque se puede poner solución», subraya, recalcando que en el caso de la provincia la importancia va más allá de los diez mil empleos directos e indirectos del sector.
«En Jaén hacemos plásticos destinados al contacto con alimentos o temas agrícolas y para la automoción. Son los dos principales sectores a nivel español, aunque hay en la construcción, la medicina, los electrodomésticos... Más del 52% del plástico en España se usa para esos fines: agroalimentarios, agrícolas o automóvil. En Andalucía, probablemente más con los invernaderos, botes para aceite, botellas para agua, automóvil, no solo para faros, y algo de aeronáutica», recalca el gerente de Andaltec.
Existen en la provincia cerca de 250 empresas, de 947 en Andalucía. Sobre todo en la transformación directa del plástico en Martos con la automoción y en Alcalá la Real y Alcaudete para productos agroalimentarios. Hay otras empresas que se nutren de él en Linares, Andújar o la capital, como de soplado por ejemplo. Y fuera de la provincia son vitales para otras cercanas como Lanjarón.
«La clave es que si no hubiera estas empresas ¿cuántas de otro sector cesarían su actividad? Una empresa que fabrique máquinas de ensamblaje no tendría actividad en nuestra zona. O empresas que hacen montajes manuales, aunque no transformen el plástico. De ese tipo hay muchas. En Alcalá la Real existen cooperativas que se dedican a coser sacas de plástico o a montar cajas y palés de plástico», añade.
Desde las administraciones se apoya sin reservas al sector. «Existe una corriente contra el plástico, que hay que ser conscientes de los peligros que tiene, pero es imprescindible en la sociedad en la que vivimos. La industria del plástico es un motor clave en la economía jienense, en el desarrollo económico de la provincia. Genera y mantiene mucho empleo y riqueza. De hecho, es el que concentra mayor facturación, el que lidera las exportaciones en la provincia», asegura el delegado de Economía, Empleo y Empresas, Francisco Joaquín Martínez, haciendo hincapié en el clúster del plástico en el que se trabaja desde la administración y el sector privado para fomentar las sinergias entre empresas del sector del plástico.
Un clúster con 'sede' en Jaén
«Sigue fraguándose con epicentro en Jaén, porque nuestra provincia, líder en el sector, tiene que ser también el epicentro de este clúster, para que sea más sólido, para que cree más empleo y más riqueza», apostilla el delegado. En unas jornadas formativas en Alcalá la Real al respecto incluso remarcó que «el 25% de la riqueza provincial proviene de la industria del plástico».
Para Martínez, es «un sector que va de la mano de la innovación, que está dando también grandes pasos para sumarse a la sostenibilidad, con avances que lidera el Centro Tecnológico del Plástico, Andaltec, fuerza tractora que además de estar haciendo un magnífico trabajo, está impulsando la colaboración y la cohesión de este gremio. Con destacados proyectos que conjugan innovación y protección medioambiental utilizando material biodegradable, energías limpias. Por tanto, tenemos que seguir apostando de lleno por un sector que es vital en el desarrollo local, del que dependen tantas familias y que puede seguir innovando y creciendo», recalca.
A Zara, Mango, Carrefour...
En la provincia destacan empresas dedicadas a fabricación de aparatos de alumbrado y señalización visual, como Valeo y las subcontratadas o relacionadas con esta factoría, y siguen creciendo, como la abierta este año Takahata, multinacional japonesa con su sede europea en La Carolina. Hay otras que trabajan con primeras marca nacionales e internacionales, como El Corte Inglés, Carrefour, Inditex (Zara), Mango, Carolina Herrera...
«Ojalá tuviéramos más industrias tractoras como Valeo, tres o cuatro más», ha llegado a indicar el presidente del Consejo Económico y Social (CES) provincial, Manuel Parras. «Además ya no hace los faros que le piden, como antes, ellos proponen y para eso hace falta un trabajo cualificado y especialización. Tiene más de doscientos ingenieros de la Universidad de Jaén(UJA)», subrayó el máximo representante del órgano consultivo, uno de los motivos que hizo que cayera en parte la industria de la madera en la provincia, la falta de I+D+i.
¿Contaminan más que otras industrias y otros productos con usos, prestaciones y costes similares? «Esta es la cuestión principal. Cómo medimos lo que contamina un material. La mejor forma es a nivel global, desde la cuna hasta la tumba, lo que se conoce como la huella de carbono que es cuántos gases contaminantes emitimos a la atmósfera que provocan el efecto invernadero. No podemos hablar de un punto concreto en su vida útil. Si cambiáramos el plástico por otro material, como cartón, metal o tela, en términos generales, emplearíamos cuatro veces más materia prima que aquellos productos que están en plástico, el doble de energía y generaríamos el triple de emisiones de gases nocivos. Y no van a tener una vida útil tan larga como la que tienen los plásticos», asegura Navarro. «Por no hablar de que si eliminamos totalmente el plástico, habría productos que desaparecerían, como por ejemplo los ordenadores o el teléfono, sería imposible hacer un chip informático. Retrocederíamos más de cien años y perderíamos calidad de vida. Los hospitales sin bolsas de sangre, los coches pesarían más y consumirían mucho más...», añade.
Nuevo plástico biodegradable
«Hay quien dice lo que traemos de China, es ecológico y no, ten en cuenta lo que ha contaminado el barco para traerlo», prosigue Navarro, apelando a medidas que ya existen en Reino Unido o Alemania, donde aparece en los productos «como la huella de un gatito que te dice la huella de carbono en los envases. Para que el consumidor vea que aunque sea de plástico es respetuoso como el medio ambiente».
La industria lleva años reciclándose para ser menos contaminante. «Se está potenciando el ecodiseño, diseñar pensando en que eso algún día eso habrá que recuperarlo, pudiendo obtener el máximo rendimiento de ese material, y utilizando métodos industriales que no sean contaminantes. Estamos trabajando fuertemente en ello y no de ahora, desde hace mucho. Usando materiales biodegradables o que procedan de fuentes renovables. Por ejemplo, un material que tenga estructura débil se refuerza con fibra de vidrio y nosotros metemos fibras de hoja de olivo. Si el 40% es fibra de hoja de olivo, en vez del 100% no biodegradable, el 40% sí lo sería», explica el gerente de Andaltec.
Más ejemplos. «Antes se usaban tintes y pinturas muy contaminantes, ahora usamos de fuentes renovables y que no contaminen cuando el producto que lleva esa pintura es desechado», afirma Navarro, que destaca que «en el caso del automóvil lleva muchísimo tiempo una normativa que los proveedores no pueden suministrar ninguna pieza, volante, asientos o faros, sin dar una definición perfecta porque hay materiales ya prohibidos por contaminantes. Y lógicamente no tirando desechos al río o la chimenea que no suelte, etc».
Navarro apunta también a las instituciones, que deben poner «la infraestructura para poder reciclar, contenedores, empresas que reciclen, puntos limpios, etc. Y por último, pero que es por donde habría que empezar, la concienciación personal. Toallitas que se tiran al váter y más, van al mar. Ese tipo de material a largo plazo se está pensando en hacerlo biodegradable, hoy casi todo se podría hacer ya biodegradable, pero perdería calidad el producto y subiría mucho el precio. Hay que crear la cultura de tirar la basura donde hay que tirarla», apostilla.
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