Una ruta ciclista de esfuerzo y sentimiento

O sea, la tierra catalana que le ha visto prosperar gracias a su espíritu emprendedor, y la jienense y orcereña, la de sus antepasados, donde tiene casa y acude con frecuencia, sobre todo en Semana Santa y en agosto y que siempre lleva grabada en lo más profundo de sus tuétanos y de su corazón.

Esos 700 kilómetros definen el sentimiento de nostalgia y emoción de los emigrantes serranos, jienenses y andaluces que en su día tuvieron que dejar sus raíces para procurarse un mejor porvenir en Cataluña y que siempre tienen presente en sus ensoñaciones ese camino de regreso a la tierra que los vio nacer, aunque por desgracia, no prosperar, pero que llevan tatuada a fuego en el alma.

El primer día completó el trayecto Barcelona Roda de Bará (Tarragona). El segundo día partió de la localidad tarraconense hasta Peñíscola (Castellón), hasta Valencia para llegar hasta Albacete por Requena y aterrizar este jueves a Orcera, donde ya las condiciones meteorológicas fueron más duras, porque al viento de cara del anterior día se le unió la lluvia, dos grandes adversarios para los ciclistas.

«Cuando traspasé el letrero que me indicaba que estaba ya en Jaén y en Andalucía cogí fuerzas y ánimo que me dieron un subidón hasta llegar a Orcera donde llegó el éxtasis», reconoce. Eso acaeció el jueves. Ha tenido como aliado en este camino a su primo José Antonio, también con raíces jienenses por parte de padre y madre, en concreto de Orcera el primero y de Pozo Alcón la segunda. Le ha acompañado en el coche y le ha servido de aliento.

Gregorio llevaba tiempo planeando realizar este trayecto en bicicleta. Solo se alimentaba en bicicleta a base de plátanos, dátiles, frutos secos, aguas con sales minerales y barras energéticas. Viene alentado por un lado emocional.

Pese a no nacer en Orcera, sus padres eran naturales de la localidad serranosegureña, ubicada en el centro de la comarca. Siempre ha venido a Orcera desde pequeño y desde hace 33 años porta bajo sus hombros a la Virgen de la Asunción cada 15 de agosto.

Ha pedido que una vez complete el trayecto de la vida, sus cenizas se esparzan por el municipio orcereño. «Cuando veo el letrero de Orcera en el programa de David Broncano, en mi interior se me enciende una cosa que no se puede explicar y la pena que me da es que cada vez hay menos gente y se cierran más negocios, aunque veo que cuentagotas lo vienen a poblar gente de fuera», reflexiona.