Un 'renacer' del retablo barroco de Vilches con un ángel negro
Vive un nuevo proceso de restauración del ático en arco de medio punto en el que se encuentra el Cristo de bella factura
JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MÁRQUEZ
Sábado, 26 de octubre 2019, 01:14
El retablo del templo parroquial San Miguel Arcángel de Vilches atraviesa por una nueva fase en el proceso de mejoras iniciado en 2016 ... con la restauración del ático en arco de medio punto en el que se encuentra el Cristo de bella factura. Aquel año los trabajos en el retablo del tallista baezano Diego Briones, datado en el siglo XVIII, fueron efectuados por los especialistas Miguel Ángel Laguna Villalobos y Clara Delgado Fernando. Ellos se encargaron de reparar su deficiente estado con una intervención que supuso la consolidación de las piezas, cicatrización de grietas y fijación de la policromía y el dorado en su totalidad. Con medios mecánicos y químicos realizaron también la retirada de polvo y hollines, desarrollaron una limpieza minuciosa de los dorados y, mediante hisopo, efectuaron la reintegración cromática de áureos al tiempo de que aplicaron dos capas de resina acrílica para proteger todo el retablo y devolverle el esplendor y la solidad que tuvo en origen.
Ahora, tres años después, tras la firma de un convenio de colaboración sellado por el párroco de Vilches, Vicente Pablo Morcillo, y el responsable de la Fundación Caja Rural, Luis Jesús García-Lomas, regresa la labor operativa en el retablo barroco. Desde el complejo sistema de andamiaje colocado en el retablo, un equipo técnico ejecuta labores de limpieza, conservación y restauración en la escultura policromada del bello conjunto encumbrado por escenas bíblicas y religiosas. La actuación se ejecuta esta vez en su calle central compuesta por dos voluminosas columnas salomónicas, un templete del santo titular y el manifestador del sagrario.
Retablo y templo
Obra del tallista baezano Diego Briones, de la escuela de Berruguete, datado en 1716 y cubierto por una pequeña bóveda gallonada, el retablo de San Miguel es representativo de la transición entre el Barroco y el Rococó por el incremento de la decoración vegetal carnosa, el uso de columnas salomónicas para separar las calles y el uso de estípites, soportes con pirámides invertidas, en el ático.
Con templetes sostenidos por querubines, entre ellos un ángel negro, el retablo se ubica en un templo del último tercio del siglo XVI, de portada renacentista, en cuyo exterior destaca la torre de planta regular con dos cuerpos separados por cornisa. En el interior, en el que la oscuridad y la piedra pelada evocan otro mundo físico y espiritual, su única nave se cubre con medio cañón que descansa en arcos fajones apeados sobre gruesos estribos con cuatro capillas hornacinas a cada lado. En una de las capillas se exponen los trofeos atribuidos a la Batalla de las Navas de Tolosa.
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