La trashumancia recorre la vereda en busca del pasto de Vilches
Caminan con tres mil ovejas que partieron de la Sierra de Albarracín (Teruel) el pasado domingo
J. A. GARCÍA-MÁRQUEZ
Jueves, 5 de noviembre 2015, 00:51
Siete ganaderos de la Sierra de Albarracín realizan este mes de noviembre la vereda de la Cañada Real Conquense en busca de los pastos de ... Andalucía. Tres de ellos, Urbano Soriano, Ismael Martínez y su hermano Vidal Martínez, partieron el pasado domingo de Guadalaviar (Teruel), acompañados por 3.000 cabezas de ganado ovino y un único objetivo: alcanzar los verde prados de Vilches.
Los pastores están acompañados por 8 alumnos de quinto de la Facultad de Veterinaria de Zaragoza que recorrerán la cuarta parte del duro camino para vivir la experiencia de la trashumancia, apreciar la dureza de la vereda, convivir con la historia y el valor ecológico del ganado y controlar parámetros veterinarios para ver como la densidad del tránsito afecta a las ovejas. Los estudiantes se relevarán cada 100 kilómetros, de forma que en la aventura de casi 400 kilómetros acabarán por participar 32 futuros veterinarios.
A través de su teléfono móvil Ismael Martínez afirma que la vereda de la Cañada Real Conquense está en buenas condiciones a raíz del segundo deslinde que se hizo y asegura que salvo en algún punto determinado todo el camino está limpio. De lo que no estaba satisfecho el ganadero turolense es del precio que se paga por el cordero, entre los 60 y los 65 euros por pieza de tamaño grande, cuando en el primer año de vida de cada animal lleva gastados 20 euros en alimentación. Martínez manifiesta que la vereda y la trashumancia ayudan a la actividad económica del ganadero al no tener que recurrir a pagar el transporte de los camiones y una alimentación basada en los pastos del camino.
En su tránsito hacia Vilches los ganaderos trashumantes se quejan también del aumento de la actividad cinegética en las fincas de Ciudad Real y Jaén por el incremento de los precios de las dehesas con el consiguiente perjuicio económico ya que tienen que alquilar las fincas para que pasten el ganado durante el invierno y la primavera. Aún así, en su punto de mira los pastores solo piensan en Vilches, en ese 24 de noviembre que vivirán la alegría del reencuentro con sus familiares, que ya han llegado a la localidad condatense. También frotan sus manos al enterarse de que en la zona está lloviendo así que cuando lleguen habrá aflorado la vegetación, herbaje necesario para la comida del ovino.
En la finca vilcheña de Plazuelas del paraje Los Encinares, pequeño santuario natural para el pasto del ganado, las ovejas permanecerán 6 meses y medio hasta el ecuador de la primavera.
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