El despegue de 'Rompetechos', el primer cohete lanzado desde Jaén, «todo un éxito»
La aeronave sonda ha sobrevolado el cielo de Villacarrillo hasta unos tres kilómetros y ha conseguido ser recuperado con un paracaídas
Jesús Jiménez
Jaén
Miércoles, 6 de agosto 2025, 18:32
Misión cumplida. El cohete sonda 'Rompetechos' ha completado con éxito su despegue este miércoles, todo un hito para Jaén, al haber sido la primera aeronave ... lanzada desde la provincia, más concretamente desde el Centro de Vuelos ATLAS, gestionado por el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (CATEC), en Villacarrillo.
El cohete sonda, diseñado por el equipo Faraday Rocketry, ha conseguido elevarse hasta unos 10.000 pies de altura, aproximadamente tres kilómetros, y luego iniciar su descenso mediante un sistema dual de recuperación por paracaídas, validando exitosamente tecnologías punteras diseñadas y fabricadas íntegramente por el equipo: un motor cohete, una aviónica modular y un sistema de aerofrenado.
'Rompetechos' es un cohete sonda de 1,9 metros de alto y 114 milímetros de diámetro. Se trata de una nave modular, es decir, compuesta por 'trozos'. De esta manera, hay un módulo de propulsión (contiene el motor), otro de aerofreno, un módulo de aviónica (la electrónica que funciona como el cerebro del aparato) y el módulo de recuperación, con dos paracaídas: el primero más pequeño para reducir velocidad sin que afecte el viento y un segundo más grande.
Guzmán Marchesi, CEO de Faraday Rocketry, detalla que la principal aplicación de los cohetes sonda son «los experimentos de microgravedad, aunque también tiene otras como son la recopilación de datos (atmosféricos, de radiación…) o para probar ciertas piezas para aeronaves y vehículos espaciales a varias veces a la velocidad del sonido, que son condiciones muy sencillas de alcanzar con un cohete de este tipo», detalla.
¿Por qué ha sido tan importante este despegue? El equipo pretende participar en octubre en el Campeonato EuRoC (European University Rocketry Challenge) y en 2026 hacer un lanzamiento en la base de INDRA en Huelva. Por ello, esta prueba ha permitido al equipo comprobar si funciona de manera adecuada el cohete y ajustar parámetros para el siguiente despegue en base a los datos recogidos por el ordenador de abordo.
Guzmán Marchesi califica de «fundamental» el haber realizado este despegue, ya que ha permitido probar el cohete fuera del campeonato. «Desde 2021 solo podíamos hacerlo directamente en la prueba. Ahora esto es una ventaja inmensa, y esperamos poder volver a repetir», detalla.
El despegue se ha realizado desde en el Centro de Ensayos de Vuelos ATLAS, gestionado por el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales (CATEC). Se trata del primer centro en España construido exclusivamente para la validación de tecnologías de sistemas no tripulados, que destaca por un espacio aéreo segregado de 1.000 kilómetros cuadrados además de contar con una buena meteorología.
Faraday Rocketry UPV
El equipo Faraday Rocketry UPV, formado por 46 estudiantes de la Universitat Politècnica de València (UPV), consigue con este despegue dar un paso más en su camino hacia el espacio, que comenzó en 2021 ante la falta de desarrollo del sector aeroespacial en Europa. Para ponerlo en contexto, en 2024 se pusieron en órbita 264 lanzadores espaciales, y solo tres correspondían a Europa. Por ello se propusieron convertirse en los primeros universitarios del continente en hacerlo.
En la primera participación en el campeonato europeo (ya un gran logro, pues se postulan unas 50 candidaturas y son seleccionadas la mitad), hubo un fallo en el paracaídas y el cohete se estampó a más de 300 kilómetros/hora contra el suelo.
Un golpe duro, aunque competían con una aeronave fabricada con «material del supermercado, con un presupuesto de 3.500 euros, frente a otras universidades con 60 años de historia y una inversión de 300.000 euros», asevera Guzmán.
Eso no les hizo rendirse, y en 2023 y frente a proyectos que multiplicaban su presupuesto, se alzaron con el Flight Award, uno de los principales premios, en los que se valora llegar a las distancias (tres y nueve kilómetros) sin pasarse y recuperar la aeronave lo más intacta posible.
Unos resultados que solo se consiguen con horas de trabajo y esfuerzo. «Los que somos del equipo salimos de las clases y nos ponemos a trabajar. Solo tenemos un tutor que nos ayuda, pero esto es una iniciativa estudiantil, y lo mejor es el sentimiento que se forma de equipo que quiere cambiar el mundo», detalla Guzmán.
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