Comienza la vendimia en Jaén con inquietud: «Hay parcelas con un 30% menos que en 2024»
Las altas temperaturas y las plagas han afectado a un cultivo cuya producción cae año a año y al que se dedican menos hectáreas
Jesús Jiménez
Jaén
Domingo, 31 de agosto 2025, 23:22
Con el final de verano llega una estampa típica aunque cada vez menos usual en Jaén: los vendimiadores seleccionan una a una las uvas para ... elaborar el mejor vino artesanal con aroma de la provincia. Una actividad a la que cada vez se dedican menos hectáreas y que este año sufre una suerte dispar en el territorio, con zonas donde se espera una producción mayor que el año pasado, y en otras donde se puede llegar a perder hasta un tercio de la cosecha.
En el primer caso se encuentra la zona de la Sierra Sur, donde se esperan unos buenos resultados. Así lo asevera Evelio Alarcón, etnólogo y director comercial de Bodegas Campoameno, que cifra la recolección entre un 8 y 10% más alta que la campaña pasada.
«Han sido claves las lluvias primaverales junto a una temperatura primaveral moderada, lo que ha facilitado el cuaje de las hojas en el mes de mayo, y eso al final se ha notado en la producción que esperamos. Tenemos muy buenas sensaciones para esta campaña», relata Evelio Alarcón.
Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos. En la Sierra de Segura se enclava Vinos Bio Pedro Olivares, una bodega verde en que las abundantes lluvias han favorecido la aparición de las plagas fúngicas. La más grave ha sido la del mildiu, que vuelve marrones a las hojas de la parra e incluso puede provocar que se caigan.
«Comenzamos la recolección la semana pasada y nos hemos encontrado explotaciones con un 30% menos de producción que el año pasado. Tememos que esta sea la tónica general de toda la campaña y que nuestra producción de vino se haya resentido por las plagas, difíciles de tratar en los cultivos verdes», señala Pedro Olivares, el propietario de la bodega.
En lo que sí hay consenso es que la ola de calor, que abrasó a la provincia durante 16 días y que ha dejado temperaturas máximas de hasta 45 grados, ha provocado que el fruto se salte el proceso de maduración y llegue antes de tiempo al de sobre maduración, obligando a comenzar la vendimia semanas antes de lo previsto.
«La maduración tan rápida ha provocado que el fruto haga más azúcar, lo que afecta a la fotosíntesis de la planta y provoca que el vino final tenga más alcohol y menos acidez. También puede afectar a la calidad final del vino, aunque estamos convencidos de que la disminución será mínima», relata Evelio Alarcón.
Después de estos factores cada explotación tiene sus particularidades. Por ejemplo, Antonio, propietario de Vinos Bailén, detalla que este sus viñedos «están más cargados», si bien aún tiene que esperar para vendimiar. «El año pasado animales como los conejos me hicieron perder 7.000 kilos», asevera el viticultor.
El caso de Antonio ejemplifica la realidad del viñedo en la provincia. Con una fuerte tradición vinícola, en el año 2019 cerró la única cooperativa que se encargaba de producir vino, lo que obligó al agricultor a crear su propia bodega. «Aquí en Bailén apenas quedarán cuatro o cinco hectáreas de viñedos, es una pena», relata.
Los agricultores lo notan y las cifras lo confirman. Según los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), la producción de vino y mosto en la provincia en 2025 asciende a 250.000 litros, una caída de más del 40% en diez años (en 2015 se produjeron 426.700 litros) y del 80% respecto a dos décadas atrás (1.268.100).
Esta tendencia va en consonancia con la disminución de la producción a nivel andaluz, aunque a un ritmo mayor. Así, en la comunidad autónoma en el año 2025 se han elaborado casi 75 millones de litros de vino y mosto, lo que supone un descenso del 40% en 20 años (124.266.700 litros), menos de la mitad que Jaén.
Tendencia
En la actualidad se da la tormenta perfecta para el descenso de la producción de vino y mosto. A nivel internacional la comercialización ha caído a niveles de hace 60 años, con una disminución del 3,3% respecto al año anterior hasta los 214 millones de hectolitros, según datos de la Organización Internacional del Vino.
Entre los motivos para esta disminución, se encuentra el que a pesar de que han aumentado el número de consumidores han cambiado los hábitos de consumo. Según la propia Organización, los consumidores están cada vez más interesados en la moderación como opción de estilo de vida, en beneficio de la salud y el bienestar.
A esto se le suma otros problemas no solo del sector vinícola, sino de todos los agricultores como es el caso de la falta de relevo generacional, con jóvenes que no continúan con el legado familiar. «Aquí hay casos de personas mayores que arrancan los viñedos para plantar olivas porque saben que es un cultivo más fácil de llevar», detalla Antonio.
Otra problemática es la mano de obra especializada. Tal y como narra Pedro Olivares, es incapaz de encontrar trabajadores «que sepan algo de vino en la Sierra de Segura» lo que perjudica a la producción final.
Todo ello sumido en medio de un proceso de cambio climático que hace más difícil si cabe el cultivo de la vida. «Ahora es prácticamente imposible que crezca en un terreno de secano, por lo que zonas donde tradicionalmente ha habido viñedos, como La Loma en Úbeda, han desaparecido», señala Olivares.
Por último, Pedro Olivares expresa que en Jaén no hay suficiente demanda ni conciencia sobre la calidad del vino jienense. «Con el aceite de oliva todo el mundo está volcado y se tiene como insignia de la provincia, pero nos olvidamos deque aquí se producen de los mejores vinos de toda España, que incluso utilizan los estrella Michelin en sus mejores platos, y eso es motivo de orgullo», asevera.
De ahí que los viticultores señalen la necesidad de promocionar más los vinos de la tierra y que los propios jienenses apuesten por los productos elaborados en su tierra.
«Nuestra plantación es familiar, vienen amigos y vecinos a recoger uvas y luego se llevan una parte»
Si bien cada vez son menos las hectáreas dedicadas a la vid en Jaén, aún perduran pequeñas parcelas familiares repartidas por el territorio en las que se vendimia para producir un vino para el consumo propio y el de los vecinos.
Es el caso de Cristóbal Cano, padre del actual secretario general de UPA, con su mismo nombre, mantiene una pequeña explotación enclavada en la Sierra Sur. «Se trata de un terreno familiar. Lo cuidamos durante el año y en la época de vendimia formamos una cuadrilla de amigos que vamos a coger la uva, luego cada uno se lleva unas cuantas cajas para él y nosotros almacenamos el resto. En realidad es casi más por disfrutar de la compañía que por lo que coges».
Y es que en Jaén en la mayoría de estas producciones aún no se ha mecanizado la vendimia, por lo que los trabajadores tienen que hacerlo de manera manual, recolectando una a una las uvas, seleccionando las mejores para la fermentación.
«En mi opinión es mejor el proceso manual. Es verdad que vas mas lento, pero no dañas el fruto y el vino que te queda es de mejor calidad. En una provincia donde no tenemos esos grandes viñedos, creo que lo ideal es apostar por el sabor y no tanto por producir más litros», relata Cano.
«Este año parece ser que la producción nos va a salir un poco mejor. Las tormentas veraniegas nos han traído granizo que ha hecho un poco de daño, pero la mayor parte lo ha protegido la hoja. Además, esas tormentas nos han dejado lluvias de hasta 20 litros por metro cuadrado, lo que a la vid le viene espectacular en esta época. En nuestro caso aún están madurando, así que nos quedan unas semanas para empezar, y después viene el proceso de fermentación, que hacemos en cristal», relata Cristóbal Cano.
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