Cientos de kilómetros a diario desde Madrid o Palencia hasta Jaén para conseguir hielo
La demanda se ha triplicado y las empresas, sin stock desde hace meses, tienen problemas para abastecer a sus clientes
Una situación insólita. Llegan a primera hora, desde distintos puntos de España, como Madrid o incluso Palencia, y esperan pacientemente a que las máquinas de ... la empresa Samoyedo, una de las más importantes del país situada en Torredelcampo, comiencen a producir los primeros palets de hielo.
Mientras aguardan en la puerta, comentan entre ellos que es la única forma que tienen de conseguir un producto que escasea en supermercados, tiendas y en la propia hostelería. Para ello sacrifican horas de descanso y asumen costes extra, todo con el objetivo de llevar a sus clientes un producto que ya hace peligrar algunos de los festejos más importantes del verano.
Lo explica Juan Rosa Ortega, jefe de administración de esta empresa que lleva más de treinta años en el sector, a quien aún le cuesta asimilar la situación «histórica» que están viviendo. «Nunca se había visto algo así, fabricamos 250 toneladas de hielo al día y se agotan sobre la marcha. Además, como no podemos sacar todos los camiones a carretera porque no los llenamos, los clientes no dejan de llamarnos para que les guardemos palets, pero es imposible cubrir toda la demanda», resume.
Tormenta perfecta
Hay varias razones que explican la escasez y que han creado una tormenta perfecta provocada por las altas temperaturas que arrastra el país desde mayo, el aumento del turismo tras la pandemia y la subida de costes de la electricidad y el plástico, hasta un trescientos por cien según Juan Rosa.
«Las empresas de hielo normalmente acumulan el producto en sus almacenes desde noviembre a abril, pero este último año las fábricas pequeñas no lo han hecho ante la incertidumbre de las restricciones por la covid y la imposibilidad de hacer frente a la subida de los costes, lo que ha provocado que, ante un aumento de la demanda, sea imposible llegar a todos los clientes», explica.
En el caso de Samoyedo, que sí tenían stock, se quedaron con las cámaras vacías a principios de junio, al contrario que otros años, que suelen mantenerlas con excedente hasta finales de agosto. «Estamos suministrando a clientes a los que otros no llegan de manera indirecta», señala. Para explicarlo, utiliza un ejemplo que asegura «se está repitiendo a diario». «En un pueblo en el que hay una gasolinera a la que nosotros le distribuimos y una pequeña tienda a la que le suministra otra empresa que no puede cumplir con toda la demanda porque solo vende lo que produce en el día, la consecuencia es que el propietario de la tienda acude a la gasolinera a por hielo y, por tanto, indirectamente nosotros le estamos suministrando también ya que la gasolinera nos demanda más. Es lo que está ocurriendo con muchos clientes», resume.
Sin descanso
La escasez de un producto clave en los meses de verano lleva a las empresas a reforzar el trabajo, con máquinas que no paran de producir y trabajan las 24 horas los siete días de la semana, mientras los treinta trabajadores se dividen en tres turnos de ocho horas, mañana, tarde y noche y, a pesar de ello, es imposible llegar donde sí lo hacían otros años. Y eso que calculan que producen alrededor de 75.000 toneladas de hielo al mes.
Ante esta situación, el precio del hielo también se está elevando. «Para el cliente se ha incrementado en torno a un 30%, pero nunca comparable con los costes que estamos asumiendo en las fábricas, que llega al 70%», apunta el jefe de administración. «Quiero dejar claro que el negocio con esta situación no lo hacen los fabricantes de hielo, sino las comercializadoras de electricidad porque la subida de precio provoca que nuestro margen de beneficio sea muy reducido», añade.
Mientras hacen todo lo que pueden para llegar al mayor número de lugares, miran al mes de septiembre con la esperanza de que la situación se normalice, aunque el futuro es incierto para este sector si los precios de la electricidad y el plástico continúan tan elevados. «El verdadero frenazo que ha llevado a muchas fábricas a no almacenar el producto ha sido la subida de precios que, de seguir así, pondrá en aprietos a muchas empresas en los próximos meses», advierte.
Y mientras los productores hacen malabares para producir hielo, en los supermercados ya se puede comprobar su escasez, con neveras en las que apenas se pueden encontrar bolsas. Imágenes que recuerdan a las ya protagonizadas por el aceite de girasol o el papel higiénico.
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