El bajo precio del cereal marca una campaña con alta producción por la lluvia
Las importaciones de otros países y los costes de producción hacen perder rentabilidad, mientras los agricultores se plantean cambiar de cultivo
Jesús Jiménez
Jaén
Martes, 22 de julio 2025, 23:11
En el imaginario colectivo ya ha quedado grabada la escena de 'Gladiator' donde el protagonista, Máximo Décimo Meridio, pasea entre campos de trigo. Una secuencia ... de la historia del cine que bien se podría haber grabado en Jaén, pues la provincia alberga unas 22.000 hectáreas cultivadas de cereal, que este año auguran unos buenos datos de producción gracias a las lluvias de la primavera.
De esta forma, a nivel nacional se espera que la producción de cereales supere los 23 millones de toneladas, según los datos del Ministerio de Agricultura. Esto se traduciría en un aumento del 15% respecto al año anterior (poco más de 20 millones de toneladas), muy lejos de la fatídica campaña de 2024/2024 con tan solo 11 millones de toneladas, aunque también a distancia de la cosecha récord de los 27,5 millones de 2020.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Los agricultores, que se encuentran al final de la campaña de recolección, lamentan que las cotizaciones hayan caído en torno a los 50 o 60 euros por hectárea, lo que les sitúa en una posición donde deben vender su producto por debajo del coste de producción.
Al menos así lo asevera Ignacio Rojas Pino, responsable de proyectos de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias (COAG) Jaén y propietario de una explotación de trigo. «Depende de cada plantación, pero de media cultivar una hectárea de cereal cuesta unos 800 euros», asevera el agricultor.
Un elevado costo de inversión que con la caída de los precios hace perder la rentabilidad. Así, según los datos del Ministerio de Agricultura las cotizaciones de la cebada se sitúan por debajo de los 180 euros la tonelada, los trigos forrajeros por debajo de los 200 euros y el trigo duro a 260 euros.
«En mi caso la producción para este año será de unas tres toneladas por hectárea, pero para que solo fuera lo comido por lo servido tendría que haber conseguido recolectar al menos 4.000 kilos por hectárea. Esta no es una situación nueva, y los agricultores solo sobrevivimos por las ayudas de la PAC, que encima cada vez van a menos», asevera Pino.
¿Cuáles son los motivos de esta bajada en los precios? El secretario general de COAG Jaén y Andalucía, Jesús Cózar, señala como primer motivo las importaciones «masivas» de otros países como Ucrania. Así por ejemplo, en la pasada campaña de los 40,7 millones de toneladas de cereales disponibles en el país, 17,35, es decir, un 43% procedían de fuera de nuestras fronteras.
Demanda nacional
Cabe destacar que de la demanda nacional interna, que se sitúa entre los 36 y 37 millones de toneladas, un gran porcentaje, sobre los 26 millones, corresponden a la producción de pienso para alimentación animal, mientras que tan solo aproximadamente cinco millones se destinan al consumo humano.
El segundo motivo que achaca Cózar son los costes de producción. En el cultivo los gastos más elevados se dan en la propia semilla y sobre todo en la fertilización y los tratamientos, que en los últimos años «se han disparado de precios, pues muchos proceden de Rusia o dependen del combustible», argumenta.
Por el contrario, la recolección y labranza no eleva demasiado los gastos de producción. «El cereal es un sector completamente mecanizado en el que no se necesita mucha mano de obra. La siega por ejemplo se suele hacer subcontratada, y por unos 65 euros al día una cosechadora te recoge el producto. Ahora, si no puedes invertir en maquinaria estás muerto», asevera Ignacio Rojas.
Por último, el secretario de COAG también apunta a la burocracia y vigilancia medioambiental a los que está sometido el cultivo, «pues los controles que tiene que pasar el cereal son incluso más exhaustivos que en el caso del olivar».
Una situación que está provocando que cada vez sean más los agricultores que opten por abandonar sus cultivos o sustituir el cereal por otro tipo de producción. Así, según los datos de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía en la campaña 2024 se redujeron las hectáreas de cereales en un 6%, pasando de las 602.583 de media de 2019-2022 a las 565.711.
Un cambio que, según Cózar, se produce sobre todo a favor de cultivo intensivo y superintensivo, y que además tiene difícil revertir esta situación. «Por desgracia en Andalucía nos enfrentamos al cambio climático y al proceso de desertificación que tiene asociado, por lo que cada vez será más difícil cultivar el cereal, que en gran parte se planta en terrenos de secano».
«El secano te hace sentir encarcelado, pierdes rentabilidad pero no puedes plantar otro cultivo»
Pedro es uno de tantos casos donde el bajo precio ha acabado con la rentabilidad de su explotación. Con un terreno de secano, se enfrenta a una climatología cada vez más adversa y a unos costes que no paran de subir más y más.
«Los que tenemos cultivos sin acceso al agua para regadío nos sentimos como encarcelados, es casi imposible replantar otro cultivo. Conozco cada vez más casos de agricultores que están abandonando sus cultivos porque no ganan dinero con ello. La realidad es que los precios son los mismos que hace 15 o 20 años, pero los gastos de producción y el coste de vida han subido mucho», asevera el agricultor.
Ante esta situación Pedro ha decidido destinar su producción al forraje para animales, decisión que si bien puede ser beneficiosa «tampoco es la panacea, porque con los precios del dedicado al consumo humano tan bajos muchos están apostando también por la alimentación animal, con lo que volvemos a la misma situación», afirma.
Una situación que el agricultor achaca a la «escasa evolución del modelo productivo en el sector» y que señala como principal motivo para la falta de relevo generacional en su explotación. «No puedo pedirle a un joven que se sacrifique en el campo para que malviva, si no ganan dinero lo normal es que se busquen otro trabajo».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión