Alemania impone a 640.000 personas las mismas restricciones que al inicio de la pandemia

El brote en el matadero de Gütersloh, con más de 1.550 contagiados, cierra bares y museos y limita la actividad y movilidad en dos populosos distritos

JUAN CARLOS BARRENA

Corresponsal Berlín

Martes, 23 de junio 2020, 12:03

Tras el gran brote de coronavirus en el matadero y fábrica de procesado cárnico Tönnies -con más de 1.550 empleados infectados hasta este martes-, ... el Gobierno del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia ordenó este martes el retorno a la fase inicial de las restricciones y la imposición de las medidas máximas preventivas para combatir la pandemia en el cantón de Gütersloh. «Vamos a imponer el cierre de todo el distrito», anunció en una rueda de prensa Armin Laschet, primer ministro de la región, horas antes de que se decretara la misma medida en Warendorf, otro distrito próximo donde viven algunos operarios de la factoría y que reintroduce las restricciones desde este martes y hasta manaña. Sumados los 360.000 vecinos del primero y los 280.000 del segundo, un total de 640.000 ciudadanos viven de nuevo como en los primeros compases de la pandemia en marzo.

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Según las autoridades sanitarias, el confinamiento de Warendorf pretende más que nada averiguar el nivel de propagación del virus en la población. Gütersloh es otra cuestión: allí, donde tiene su sede el matadero, se encuentra el principal rebrote surgido en Alemania hasta la fecha que, aparte de los infectados, mantiene en cuarentena a 7.000 personas entre empleados y sus allegados.

Tras comentar que es «la primera vez que todo un distrito» de Renania del Norte-Westfalia da marcha atrás con el alivio de las restricciones, en relación a Gütersloh, Laschet comentó que la orden del Gobierno regional estará vigente al menos hasta el 30 de junio. Lo mismo puede suceder en Warendorf. Eso supone a partir de ahora la limitación máxima del contactos a únicamente las personas del mismo hogar. En espacios públicos solo podrán reunirse esas personas o a lo sumo dos de distintos hogares.

LA CLAVE:

  • Expansión grave. «Estoy completamente seguro de que se avecina una segunda ola», alerta el primer ministro de Baviera

Museos, teatros, cines y gimnasios han cerrado de nuevo sus puertas, al igual que cafeterías y restaurantes, así como piscinas públicas. También está prohibido hacer barbacoas al aire libre y no puede tener lugar concierto o acto público alguno. Al igual que ocurrió durante el anterior ciclo de la pandemia, los alemanes en esta situación sí pueden salir a comprar, dar un paseo o hacer deporte (a diferencia de Italia o España, aquí no hubo un confinamiento estricto en las casas), pero siempre con mascarilla y guardando las fistancias de seguridad.

Eso sí, se fuerza al máximo la cuarentena de los empleados de la empresa Tönnies y sus familiares. Equipos móviles con intérpretes de polaco, rumano y búlgaro acompañados por agentes de Policía verifican el cumplimiento del confinamiento domiciliario que, de ser necesario, será impuesto por la fuerza. Para ejecutar esa orden, las autoridades regionales han enviado al distrito de Gütersloh trescientos policías antidisturbios. Laschet subrayó que el foco se encuentra localizado en la planta de procesamiento y que entre los habitantes de Gütersloh que nada tienen que ver con la empresa solo se han detectado 24 infecciones.

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Persianas bajadas

Por ese motivo, el primer ministro del occidental Estado alemán advirtió que no se puede poner a todos los habitantes «bajo sospecha» y de ninguna manera «estigmatizarlos». Laschet hizo así referencia a la expulsión por las autoridades municipales de una localidad vacacional en la costa del Mar del Norte de un matrimonio de Gütersloh por el simple hecho de proceder de esa ciudad.

Las restricciones en los dos cantones alemanes comenzaron a dejar este martes las primeras imágenes de calles semivacías, terrazas retiradas y persianas bajadas, que han desalentado a un país donde la gestión del síndrome vírico ha sido impecable. El primer ministro de Baviera, el socialcristiano (CSU) Markus Söder, advirtió del peligro de perder a la ligera todos los éxitos alcanzados en el país a la hora de combatir la pandemia y expresó su pesimismo para el futuro inmediato.

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«Estoy completamente seguro de que se avecina una segunda ola», señaló Söder en una reunión con altos representantes de la economía bávara. A su juicio los recientes brotes registrados en Renania del Norte-Westfalia o Pekín demuestran que basta una chispa para que se disparen los contagios. O se llegue a una segunda oleada, como declaró el lunes Israel al dispararse las infecciones locales.

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