Trump durante una visita a la base Elmendorf-Richardson en 2017. AFP

Trump y Putin se reunirán en una base militar de EE UU en Alaska

Los presidentes de las dos superpotencias se verán el viernes en el complejo Elmendorf-Richardson, sede de la poderosa flota aérea estadounidense en Alaska, elegida por motivos de seguridad

M. Pérez

Miércoles, 13 de agosto 2025, 07:57

Donald Trump y Vladimir Putin se reunirán el viernes en la base conjunta Elmendorf-Richardson en Anchorage. Así lo han informado fuentes de la Casa ... Blanca, que han valorado la seguridad que ofrece a los dos presidentes unas instalaciones militares desde las que Estados Unidos proyecta todo su poder estratégico sobre Alaska y un área geográfica especialmente sensible por la cercanía entre este país y Rusia.

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Este enorme complejo es la consecuencia de la fusión en 2010 entre la base Elmendorf de la fuerza aérea y Fort Richardson, perteneciente al ejército. En su interior alberga la 11.ª Fuerza Aérea, la 11.ª División Aerotransportada y el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte de Alaska, una de las mayores concentraciones de aviones de combate estadounidenses.También acoge al Comando de Alaska, un contingente de 21.000 militares ejercitados para operaciones especiales.

Pilotos españoles participaron el año pasado en esta base junto con Alemania, Francia, Italia y Canadá en un simulacro de operaciones de guerra aérea y despliegue sobre el Pacífico. Se trata de un ensayo que se realiza periódicamente entre EE UU y las fuerzas de la OTAN, pero que el año pasado llegó marcado por la especial tensión entre Moscú y Washington debido a la guerra de Ucrania. No en vano, la finalidad es optimizar el poder de los cazas y bombardeos en previsión de una «contienda entre grandes potencias».

Mucho ha cambiado en un año. Esta será la primera ocasión en que un presidenre ruso visita suelo estadounidense desde 2015, cuando Putin participó en la Asamblea General de la ONU. Y, sobre todo, la primera desde que el jefe del Kremlin ha sido aislado por Occidente y se encuentra bajo la condición de perseguido por la Corte Penal Internacional. Para su gabinete, el encuentro con Trump supone ya un éxito diplomático al romper ese cordón internacional y un triunfo simbólico si se tiene en cuenta que será recibido en una base militar estadounidense.

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La Casa Blanca ha mantenido hasta ahora en el anonimato la ubicación de la reunión mientras valoraba todos los elementos logísticos. Dado que la cita es en Alaska, se daba por hecho que sería en un complejo militar norteamericano dadas sus garantías de seguridad. La base conjunta Elmendorf-Richardson es un auténtico fortín equipado con los arsenales y aviones de combate más sofisticados de las fuerzas armadas. Además, se encuentra cerca de un aeropuerto, lo que permite al presidente de EE UU viajar a Anchorage y regresar a Washington en el mismo día. Trump ya visitó estas instalaciones en varias ocasiones durante su primer mandato.

Todo indica que la reunión no será larga, sino más bien un sondeo entre los líderes de las dos superpotencias. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha descrito la entrevista como una manera de que Trump escuche las condiciones de Putin sobre un alto el fuego y pueda hacerse una idea de las intenciones de Rusia.

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Hablar de negocios

El inquilino de la Casa Blanca se ha quejado en repetidas ocasiones de que sus conversaciones telefónicas con el presidente ruso solo le han servido para confirmar que lo que anuncia luego no se confirma en la práctica. Por eso, según Leavitt, decidió aceptar rápidamente el cara a cara, organizado «a petición del presidente Putin. El objetivo de esta reunión para el presidente Tump es que comprenda mejor cómo podemos poner fin a esta guerra», añadió Leavitt.

En cualquier caso, las intenciones mutuas no se detienen únicamente en la invasión. Trump ha admitido que está dispuesto a conversar además con su homólogo ruso sobre «oportunidades comerciales» y Moscú ha confirmado que su líder aprovechará la cita para abordar la relación bilateral EE UU-Rusia y posibles intercambios de negocio en el futuro.

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En medio existe la barrera de las múltiples sanciones económicas impuestas a Rusia durante el mandato de Joe Biden, como la prohibición de sus empresas a acceder al mercado estadounidense, la congelación de bienes y las trabas para trabajar en el sistema financiero mundial. El líder republicano puede utilizarlas a su favor, aunque ninguna de sus últimas amenazas a Putin de aplicarle sanciones masivas o multiplicar los aranceles a quienes comercien con Rusia se han llevado a efecto, pese a que Moscú sigue avanzando ferozmente en Ucrania y no ha dado visos de decretar un alto el fuego.

En vísperas de la reunión de Alaska, a Trump le queda hoy el compromiso de conversar virtualmente con los líderes de Alemania, Francia, Italia, Polonia, Finlandia y el Reino Unido –la denominada coalición de voluntarioss europea–, en una multiconferencia que reunirá además a la presidenta de la Comisión Europa, Úrsula von der Leyen, al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

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La videoconferencia, organizada a instancias del canciller alemán, Friedich Merz, pretende conseguir del presidente de EE UU las garantías de que no llegará a un acuerdo con Putin sin tener en cuenta a Zelenski ni a los gobernantes europeos. Y que tampoco fijará las posibles cesiones territoriales para conseguir la paz a espaldas del líder ucraniano. El inquilino de la Casa Blanca aprovechará, por su parte, para sondear al gobernante kievita hasta qué límite está dispuesto a ceder de cara a las negociaciones.

Los líderes europeos también le transmitirán al dirigente republicano, según avanzan algunos medios, que ante todo es urgente concretar una tregua, y sus temores de cara al futuro de que el líder ruso quiera sembrar de inestabilidad otros países del entorno europeo, no necesariamente con una guerra, pero sí con algaradas o ataques cibernéticos. La cita de Alaska es una completa incertidumbre, pero tanto Merz como el secretario general de la OTAN creen que, ahora mismo, Trump es el único mandatario occidental capaz de ejercer presión sobre Putin.

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