Maratón de frikis
Corredores disfrazados de elefante, duende o testículo buscan el récord en su categoría
fernando miñana
Miércoles, 6 de mayo 2015, 01:53
Londres reunió hace unos días a los mejores maratonianos del momento. A Dennis Kimetto, el único de la historia que ha corrido los 42,195 ... kilómetros en menos de dos horas y tres minutos; a su amigo Wilson Kipsang, el anterior plusmarquista mundial; a Eliud Kipchoge, que acabó siendo el vencedor... Los mejores kenianos, los mejores fondistas. Pero detrás de ese grupo de atletas que corren a ritmos imposibles, a menos de tres minutos cada kilómetro si lo intenta, no podrá hacer ni uno solo salieron decenas de miles de corredores con retos diferentes.
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El más famoso
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como jesucristo
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Si hay un corredor acostumbrado a competir disfrazado especialmente conocido es Makoto Takeuchi, un joven japonés que ha sido visto varias veces corriendo como Jesucristo descalzo, con un paño blanco a la cintura, una corona de espinas falsa en la cabeza y una gran cruz de cartón a la espalda. En 2013, en Nueva York, le detuvo la Policía y no pudo acabar.
Al final, como ocurre en cada maratón, fueron 37.800 historias. Algunos de estos humildes tragamillas también buscaban un récord mundial. Pero no el de Kimetto, claro. Los otros aspirantes a plusmarquista perseguían los topes que premia el World Record Guinness y que lleva camino de convertir estas carreras en una especie de carnaval, donde se puede ver, como en Londres, a un profesor de Wittshire trotar dentro de un enorme disfraz de elefante, de diez kilos de peso, con unas orejas abiertas de unos dos metros y una larga trompa.
ElethonMan, como se hace llamar en Twitter, avanzó dentro del elefante durante casi seis horas (5.53) para ayudar al David Sheldrick Wild Life Trust, una organización que vela por la supervivencia de estos mamíferos y que ya ha logrado salvar a 540 elefantes heridos y rescatar a 180 huérfanos. Antes de la carrera lanzó una campaña en Just Giving, una plataforma de crowfunding (microdonaciones) que le permitió recaudar 3.400 libras (unos 4.890 euros).
También hubo dinosaurios, perros, patos, monos y otro rinoceronte del tamaño del elefante, también de 10 kilos, con una lema: Save the Rhino. Las calles de Londres vieron trotar a tipos vestidos de todo lo que uno se pueda imaginar, incluidos el primer ministro David Cameron y Nigel Farage, su feroz opositor. Aquello parecía el carnaval de Notting Hill. Ahora pasa una chica asomando la cara por un cuadro de la Mona Lisa, ahora irrumpe un tío dentro de lo que parece una botella de detergente... Hasta un corredor vestido de Freddy Mercury, pero no como si fuera un concierto de Queen, no, como el del vídeo de I want to break free, de chica de la limpieza con la aspiradora y todo.
Spiderman y Jenson Button
Lo gracioso del asunto no es el disfraz, sino que se consigan 34 récords del mundo de lo más variopintos. Como Paul Marteletti, que se convirtió en el superhéroe más rápido de la historia al cruzar la meta vestido de Spiderman con un registro nada desdeñable de dos horas y media.
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Quizá hasta más heroico fue el de Iain Church, que rebajó en 25 minutos el récord del mundo de correr con un traje de desactivación de explosivos, casi seis horas y media de carrera con ese pesado uniforme. O Ric Nardi, el más rápido del planeta disfrazado de cabina de teléfono. Hay récords para todos los gustos. Temáticos, como el que va destinado a los que visten de fruta o de instrumento musical.
Dentro del pelotón de los mortales, donde corría su último maratón la inmortal Paula Radcliffe vigente recordwoman, había algunos participantes que viajaron de muy lejos para inscribir su nombre en las tablas de los récords, como Jerry Knox, de Los Ángeles, que fue capaz de completar las 26,2 millas en poco más de cuatro horas botando dos balones de baloncesto. Y también están los que corren disfrazados en grupo, como esos tres soldados que participaron uniformados de Toy Story, luciendo una de las frases de la película: Hasta el infinito y más allá. O esos otros cuatro que hicieron el maratón en una especie de bobsleigh y con unas rastas, como los famosos olímpicos jamaicanos.
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Pero también hay quien, a pesar del disfraz, se pone serio. Son muy comunes los charity runners, aquellos que trotan por una causa benéfica. El más llamativo en Londres, con diferencia, fue Jack Woodward, un joven que recogía dinero para concienciar del riesgo del cáncer testicular después de que su compañero de piso, de 21 años, perdiera la vida un mes después de ser diagnosticado. Jack eligió un disfraz infalible para no pasar desapercibido: de testículo.
También hubo entre el público quien creyó ver a un corredor caracterizado como el piloto de Fórmula 1 Jenson Button. Pero no era un disfraz, era el mismísimo Jenson Button (2:52.30).
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