Robert Moreno con el genio celeste, Iago Aspas. FARO DE VIGO

Vigo, segunda cuna y espejo para Robert

Remontada ·

El técnico vivió en el Celta dos etapas con inicios duros de los que salió bien parado, aunque como auxiliar

Domingo, 26 de septiembre 2021, 00:25

A Robert Moreno se le relaciona principalmente con tres de sus muchos capítulos desde que con 14 años asumiera como meta y sueño el dirigir ... equipos de fútbol. Uno de ellos es el vivido en el Barça, uno de los clubes más ligados a su origen. El otro, no puede ser otro, es su corto pero intenso periodo como seleccionador nacional y todo lo que aquello acarreó. Y el tercero, seguramente, es el actual en Granada. Su primera gran aventura como primer técnico.

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Sin embargo, el propio preparador catalán apuntaba en la rueda de prensa del pasado jueves a su hemeroteca y, más específicamente, su paso por Vigo. Y es que en el Celta, aún sin tantos focos encima, Robert Moreno encuentra la que es su segunda cuna, una de las plazas en las que más crecimiento experimentó y también un espejo donde mirarse, pues vivió un inicio muy duro del que salió más que bien parado.

Juan Carlos Álvarez, jefe de Deportes del Faro de Vigo, vio crecer en la sombra la figura de un chaval del que se presentía su salto al cargo de primer entrenador de un momento a otro. Primero, no obstante, llegó como analista, esa labor tan importante en un cuerpo técnico y a la que tan poco valor dan las páginas de los diarios y los elogios de los aficionados.

Fue en 2013 cuando desembarcó de la mano de su otrora amigo Luis Enrique en Balaídos. Era un equipo de trabajo, reconocen en Vigo, «hermético, del gusto del asturiano», y es que el actual seleccionador siempre ha querido a la prensa cuando más lejos, mejor. «Robert estaba en la tribuna, viendo lo que ocurría, analizando todo y llamando a Unzué. Siempre se nos dijo que tenía un peso específico en las decisiones del equipo desde esa labor analítica, pero no era algo que los demás veíamos. Su relación con la prensa era inexistente», explica Álvarez.

Aunque su relación acabó abruptamente, son muchos los que remarcan la importancia de Robert en el Celta de Luis Enrique y su buena conexión. FARO DE VIGO

Aquella etapa tardó mucho en arrancar, con malos resultados y dificultad notoria para marcar el estilo e imprimirlo en el ADN celtista. «Luego el equipo empezó a ir como un tiro e, insisto, siempre se nos dijo que una de las piezas claves era la labor de aquel analista», reitera el periodista.

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Un segundo discreto

Al contrario que ahora, pues a Robert se le puede reconocer por su convicción y fuerte personalidad, la segunda etapa del técnico catalán se define por su discreción, ya no como analista sino como segundo de Unzué. «Al igual que ocurrió con Luis Enrique, fue la actitud y personalidad de Unzué la que marcó el comportamiento mucho más abierto y afable del cuerpo técnico, y por ende Robert Moreno. Eran más próximos», avanza.

Robert Moreno prepara un ejercicio en su época con Unzué. FARO DE VIGO

Y tampoco es malo el poso que quedó de esa segunda etapa, no tan brillante como la de Luis Enrique pero igualmente meritoria, aunque se decidió dar un cambio al banquillo, entrando el Celta en una suerte de travesía por el desierto en la que lo más parecido al agua ha sido la llegada del argentino Coudet. «El equipo iba muy bien con Unzué y Robert, que tenía de nuevo un peso muy decisivo en aquel Celta, pero se cayó al final», resume. «No era de participar mucho desde el banquillo, un poco en el balón parado a veces. No era intervencionista, como vemos a muchos segundos ahora», asevera.

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Y es que, en general, la percepción que ha quedado es que en lo deportivo, la relación de Robert Moreno con el equipo insignia de Vigo fue muy buena. «Eran unos profesionales increíbles en ambas etapas. Llegaban los primeros a la Ciudad Deportiva y se marchaban después de muchas horas, los últimos siempre».

«Siempre se dijo que la etapa de Robert Moreno como auxiliar era algo puntual. Que, sin duda, iba a acabar siendo primer entrenador. Se intuía pero él no lo dijo nunca, no concedió ni una entrevista y lo intentamos cuando publicó su libro sobre táctica», recuerda Álvarez.

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Ahora, en un inicio tan complicado como el de aquellos dos 'Celtas', puede que aquella experiencia le sirva a Robert Moreno para remontar. «Le tendría que ayudar, porque no es nuevo para él y el fútbol a veces no es más que repetir situaciones. Pero ahora carga con un peso que no tenía en aquellas crisis: el de ser el primer entrenador. Del segundo nadie se acuerda cuando llegan las derrotas», diferencia.

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