Los futbolistas del Valencia celebran el pase a la final de Copa. AFP
Informe

El Valencia de Bordalás explota todo su potencial

¿Qué hay de nuevo? ·

Fichajes como Alderete, Foulquier o, en invierno, Bryan Gil han terminado cuajando con el paso del tiempo y se muestran cruciales en todo un finalista de Copa del Rey

Sábado, 5 de marzo 2022, 00:07

Puede que haya sido por la cercanía con la fiesta más típica del valenciano, las Fallas, pero lo cierto es que febrero ha terminado por ... ser el mes de la explosión del Valencia de Bordalás. Ha atravesado para ello su particular desierto, semanas sin probar bocado en Liga y avanzando con complicaciones en Copa.

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Todo era, según el entorno che, cuestión de dar tiempo y mantener la paciencia. Bordalás, mientras tanto, aguantando estoicamente la crítica siempre mordaz que acorrala Mestalla, iba ganándose palmo a palmo al vestuario e integrando a piezas muy de su gusto como el exrojiblanco Foulquier. Y el invierno ha puesto la guinda a un ataque apático con el carismático Bryan Gil. El extremo es un unicornio. Nadie cree en la existencia de este tipo de atacantes tan descarados, pegados a la línea con la única tarea de desbordar una y otra vez, sin barroquismo, certero y desesperante para el contrario.

El Valencia que recibe al Granada huele todavía a la pólvora de Guedes y al alcohol de un brindis sanador. Clasificarse a la final de la Copa y la victoria en Mallorca han desinfectado por completo una herida abierta tras la derrota en Vitoria y la goleada encajada ante el Barça de Xavi. Ahora todo es una dulce resaca.

Bordalás ha conformado más que un equipo un batallón. Todo lo bueno que rezumaba aquel 'EuroGeta' ha empezado a supurar poquito a poco en este Valencia, en el que cada vez brilla más la defensa y se muestra más efectivo el ataque. El cambio, cada vez menos sutil, al 5-2-3 ha dado al equipo un aire especial. Empieza a intuirse una estructura con mucho potencial.

Ha desplazado a Jaume, que llevaba años generando 'runrún', y ha dado las llaves a Giorgi Mamardashvili, un viejo conocido de la afición nazarí. Lo protege el mejor lateral zurdo del campeonato, un Gayà al que las lesiones no están dejando respiro. Ocupará su sitio el infravalorado Lato. En la otra banda está Foulquier, una garantía de esfuerzo y derroche competitivo al que, cuando se le da el día, se le puede reconocer como a uno de los portentos físicos más increíbles de nuestra liga.

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Uno de los males del equipo siempre fue la desidia en la zaga. Si una pareja, cualquiera que fuese, daba paso al espanto, Bordalás ha apostado por cerrar con tres. Diakhaby sigue siendo un peligro para propios y extraños, pero mucho más sereno con Alderete y Paulista.

Se ha simplificado el rompecabezas en el medio, siempre atentos a interiores que no funcionaban. La pareja de Carlos Soler ha resultado ser el exculé Ilaix Moriba. Forman una dupla extraña, pero que funciona siempre y cuando encuentren rápido a Bryan Gil en banda o a Guedes. El gaditano percute y el luso es el verso suelto que aparece por todo el campo, indetectable cañonero en la frontera del área grande. Lo corona todo un Hugo Duro bendecido con el gol. A él llega por convicción. Minipunto para Bordalás.

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