Tres puntos sin juego
Meseguer repite en la medular ante las ausencias de Petrovic y Sergio Ruiz pero el equipo sigue incapaz de hilvanar combinaciones con sentido ni tan siquiera con Melendo de vuelta a la mediapunta
Para nada fue la mejor versión del equipo pero los tres puntos valieron igual que los del Sporting. No convenció el Granada ante el Zaragoza ... y sufrió hasta el ultimísimo segundo, acosado en su área y con sus mejores futbolistas incapaces de hacerse con el partido. Sin embargo, respira con una nueva victoria en casa, y la pregunta es si la confianza en Aitor Karanka seguirá como hasta ahora y si los rojiblancos repetirán los mismos síntomas preocupantes que en el resto de partidos lejos de Los Cármenes en Cartagena.
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Por más que le hubiese gustado al vitoriano, finalmente no hubo manera de recuperar a Njegos Petrovic para el partido y solo Víctor Meseguer se mantuvo en el equipo respecto a la 'segunda unidad' que naufragó en Tenerife. Tampoco había más opciones, con Sergio Ruiz fuera de la convocatoria por sus problemas físicos al igual que el serbio. Al murciano le avisaron desde su primera pelota la clase de partido que se iba a encontrar: apenas controló ya se le echaron encima dos futbolistas del Zaragoza, que le arrebataron el balón aunque con juego peligroso a juicio del colegiado.
Con las medias bajadas como si fueran calcetines y las espinilleras asomando, Meseguer pareció en todo momento un punto por debajo del ritmo del duelo, sin la pausa necesaria como para que él pudiera imponer sus tiempos. Tan alterado parecía que hasta José Callejón tuvo que llamarle la atención ya al final del primer tiempo por la insistencia en envíos demasiado frontales y precipitados, presa de la ansiedad del equipo por dar un bocado cuanto antes a su rival.
Tampoco tuvo un encuentro sencillo Óscar Melendo. De vuelta a la titularidad, los futbolistas del Zaragoza se ensañaron con él con golpetazos de todo tipo cada diez minutos, como cronometrados. El catalán acababa en el suelo dolorido a cada rato, y de los primeros minutos en los que procuró llevar la manija de su equipo incluso con conducciones que barrían la zona de Meseguer y Bodiger pasó a ciertos tramos de ausencia mientras la pelota iba de un lado a otro y el resto de jugadores sobre el terreno de juego chocaban entre ellos. Él, que solo quería jugar y hasta se la pasaba a Raúl Fernández, pronto se vio frustrado por la dinámica del encuentro mientras su equipo no encontraba claridad alguna con él nublado.
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Aunque el afortunado gol de Miguel Rubio con el coste de la lesión de Quini puso al Granada por delante con el ansiado primer gol que buscaba, los rojiblancos seguían sin encontrar la fluidez que pretendían porque Meseguer y Melendo pasaron aún más desapercibidos en la segunda mitad. El partido era un correcalles por momentos, sin pausa en la medular. Como el Zaragoza crecía, Karanka decidió protegerse y sentó al catalán para reforzar la zaga con su paisano Ignasi Miquel.
Lo que aún quedaba fue un sufrimiento, con el Zaragoza atacando con todo y Jair entrando al área aún a falta de diez minutos para el final. Meseguer vio la amarilla en un choque al que llegó tarde, sin intención, y luego sufrió físicamente para aguantar hasta el final entero. Trató de emplazar a sus compañeros a que tirasen la línea defensiva lo más lejos de Raúl Fernández posible, pero el miedo empujaba hacia atrás. Ni él ni Melendo pudieron tocar apenas la pelota ni disfrutar del fútbol, pero la victorias les supo a gloria, a ellos y a todos. Hasta Rubén Rochina y Bryan Zaragoza salieron a disputar los últimos minutos para defender con el cuchillo entre los dientes, irse al córner y pegar balonazos al aire como deseando que no bajasen nunca.
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