Dejando al margen las convulsas jornadas vividas por las numerosas lesiones que está sufriendo el Granada en lo que va de campeonato, la meta más ... inmediata para el equipo rojiblanco es recuperar la estabilidad y la tranquilidad e intentar alcanzar o superar los 20 puntos antes de que finalice el primer acto de la Liga. Y para lograr dicho objetivo, el conjunto granadino tiene esta noche en el estadio Nuevo Mirandilla un duro examen ante un rival directo en la lucha por la permanencia tras reencontrarse con el sufrido triunfo frente al Alavés y con la idea de que, si mantiene frente al Cádiz esa senda victoriosa, tendrá casi en la mano alcanzar la zona media de la tabla. Por eso se puede hablar de una cita clave. Y así lo hace el vestuario. Pero el tren directo con destino a la salvación, que es el objetivo del Granada para este curso que tanto se ha torcido, pasa hoy por tierras gaditanas. Otra cosa es que sea sencillo agarrarlo ya que el equipo de Robert Moreno arrastra una pesada losa a domicilio, donde apenas ha sumado un triunfo en lo que va de temporada.
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Tanto el Granada como el Cádiz se encuentran despojados de victorias y de fútbol, convulsionados por dentro y por fuera. Son zombis inmersos en galopantes crisis deportivas y de identidad, muy lejos de las respectivas y felices metas que se habían marcado cuando comenzó la Liga. Los rojiblancos deben desprenderse cuanto antes de su personalidad funámbula si no quiere despeñarse y mirar a los ojos del descenso
El Granada llega a los partidos finales de la primera vuelta en el trapecio, sin red y con los leones esperándole a pie de carpa. ¿Qué cómo ha llegado a esta situación poco menos que suicida este artista que esperaba lucirse por otras alturas? Muy simple si se acude a su rendimiento desde que arrancó el curso, ofreciendo un fútbol inconexo y reñido con la seriedad defensiva que le tienen paseando por un alambre electrificado del que amaga cada jornada con caerse abrasado. Si pierde hoy ante el Cádiz se meterá de lleno en la boca del lobo.
Es cierto que ha habido lesiones de futbolistas importantes, pero cualquier justificación ajena al trabajo mal realizado suena molesta y oportunista. De poco sirve ya el victimismo, el discurso de tono falsete que habla de una mejoría general que solo se percibe de forma aislada. El vértigo, como siempre, está servido.
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Con estos tres puntos, el equipo granadino se anotaría el segundo asalto ante rivales directos a la espera de otros muchos. Sin ellos, puede convertirse en un espárrin tocado.
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