Dos transiciones complejas tras la pérdida de sus líderes espirituales

Hubo quienes trataron de trazar en su momento ciertos paralelismos entre el Granada de Diego Martínez y el Getafe de José Bordalás. Más allá de las trayectorias, de Segunda a Europa, compartían una virtud que explicaba sus éxitos: la intensidad. Ambos entrenadores construyeron equipos fortificados sin grandes individualidades que les ayudasen a sacar los partidos adelante. El colectivo era la mayor fortaleza, con vestuarios unidos en torno a las ideas de sus preparadores, más proclive hacia la agresividad las de Bordalás como anteriormente en el Elche –como bien comprobó en sus carnes aquel Granada de Fabri que ascendió a Primera 35 años después– y ahora en el Valencia.

Diego Martínez asumió el reto de dirigir al Granada tras un primer intento frustado por volver a Primera tras el traumático descenso nada más adquirir el club la propiedad china y cerró su ciclo tres temporadas después para irse al paro. José Bordalás, por su parte, reemplazó a Juan Eduardo Esnáider en septiembre de 2016 cuando el Getafe era colista de Segunda pese a que estaba recién descendido y remontó hasta el ascenso en el 'play off', un salto que el vigués obtuvo con los rojiblancos de forma directa pero también en su primera campaña. Bordalás metió al Getafe en Europa en su segunda temporada en Primera; Diego Martínez lo inició en el curso del aterrizaje, en su estreno en la máxima categoría.

Bordalás cerró un ciclo de cinco años en Getafe con mucho desgaste, salvándose con apuros después de haber tocado techo en octavos de final de la Europa League, eliminado por Inter de Milán. Menos de un año después, el Granada se despedía de su primera incursión en la segunda competición continental en Old Trafford, frente al Manchester United en los cuartos de final. Pocas semanas después, Diego Martínez anunció que no seguía; nunca lo reconoció así, pero quizás le motivó el ejemplo de Bordalás. Quiso irse en lo más alto, ante la improbabilidad de alcanzar los mismos hitos.

El Getafe escogió a Míchel González para relevar a José Bordalás y el Granada hizo lo propio con Robert Moreno para suplir a Diego Martínez. A ninguno les acompañó la suerte en las primeras jornadas del campeonato, hasta verse en puestos de descenso. Los rojiblancos ganaron oxígeno con su victoria frente al Sevilla en Los Cármenes, pero los azulones siguen colistas. Cesado Míchel, Quique Sánchez Flores trata ahora de enderezar el rumbo. Aún no ha ganado y ya acumula ocho derrotas.