Domingos Quina, felicitado tras su gol. A. AGUILAR
La Crónica

Semana perfecta para el Granada

Vence al Elche aun con nueve bajas y el cansancio acumulado por lo de Nápoles, con un gol más de Quina y otro para romper el empate de Puertas

Domingo, 28 de febrero 2021, 20:35

Semana perfecta en el Granada con dos victorias que le dan un enorme empujón de autoestima a un equipo que siempre entrega su piel ocurra ... lo que ocurra. Tras la hazaña italiana y el consiguiente hito europeo, el equipo volvía a la rutina liguera ante un necesitado como el Elche. Supo competir con la energía disponible y el esfuerzo habitual, en este conjunto que siempre juega con pasión. Llevaba seis jornadas sin ganar y lo logró con muchas ausencias y varios futbolistas tiritando, pero es tal la mentalidad generalizada que ningún achaque contuvo su ímpetu. Domingos Quina mostró su talento de nuevo, pero Boyé cazó en una ingenuidad de Nehuén. Se temía un decaimiento en el acto final, pero lo que llegó fue una reacción optimista, con Puertas agarrando el triunfo.

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No salía un 'once' de las bajas, como presagió Diego Martínez, pero sí nueve futbolistas de su plantilla, muchos de ellos del tronco del vestuario. El entrenador pudo armar la misma zaga que afrontó la segunda parte en Nápoles y la delantera que saltó de inicio en el Maradona. Por el centro, Eteki de ancla, Yangel Herrera asumiendo el riesgo de competir y Domingos Quina como elemento suelto entre la parte ancha y el ataque.

Granada

Rui Silva; Foulquier (Adrián Marín, m. 82), Domingos Duarte, Nehuén Pérez, Víctor Díaz; Yan Eteki (Jesús Vallejo, m. 89), Yangel Herrera, Domingos Quina (Fede Vico, m. 62); Kenedy, Antonio Puertas y Jorge Molina (Roberto Soldado, m. 82).

2

-

1

Elche

Edgar Badía; Barragán, Verdú, Dani Calvo, Johan Mojica (Josema, m. 46); Marcone, Raúl Guti, Tete Morente (Rigoni, m. 72; Pere Milla, m. 77), Fidel (Nino, m. 82); Carrillo (Víctor Rodríguez, m. 78) y Lucas Boyé.

  • GOLES 1-0, m. 31: Domingos Quina; 1-1, m. 40: Lucas Boyé; 2-1, m. 79: Antonio Puertas.

  • ÁRBITRO Santiago Jaime Latre (comité aragonés): Amonestó a los locales Nehuén Pérez (m. 24), Jorge Molina (m. 47) y Víctor Díaz (m. 92); y a los visitantes Johan Mojica (m. 34) y Josema (m. 72).

  • INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 25 de LaLiga Santander, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, sin público en las gradas.

El de Guinea Bissau es una anguila por donde se mueve. Menudo y delgado, tiene carácter, intención y una potente mecánica de disparo. Si en Huesca ya probó su derecha, frente al Elche enseñó que también impacta de zurda. Lleva dos tantos consecutivos y su participación alivia en Liga, ya que no está inscrito en la lista UEFA por los rigores de las cuotas de 'mayores'. Un fichaje de invierno que ya aporta, en contraste con Adrián Marín, al que sus facultades no le dieron para ser titular entre tanto compañero fundido.

Antes de la diana de Quina, se midió al árbitro. En la primera aventura del encuentro, Kenedy se hizo un autopase con sombrero incluido a Mojica y el colombiano le entró por detrás de mala manera. No era para roja, pero sí una amonestación clara, que no vio. En ese fútbol-ficción, el lateral habría sido expulsado un buen rato después, cuando vio la tarjeta por otro golpazo.

Santiago Jaime Latre toleró esos pequeños toques que dificultan las maniobras y que penalizan a quien lleva la iniciativa. De esa falta inicial a Quina surgió una buena oportunidad. Víctor Díaz accionó la estrategia en ausencia de los habituales pateadores y Herrera cabeceó el balón, que pasó a unos palmos del larguero.

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Quina seguía incisivo, en presión y en intentonas, como en una alta de zurda. Diego Martínez protestaba al colegiado alguna dentellada sobre Kenedy, aunque el primer castigo le llegó a Nehuén en su primera infracción. Fue ante su compatriota Lucas Boyé, que más tarde le tomaría medidas para hacerle un traje.

Pero primero llegó el festejo de Quina, otro de esos talentos de la 'factoría' Pozzo. Gino lo cedió en invierno, como dejó ir en su momento a Machís y después a Suárez. Conviene en el granadinismo seguir agradeciendo ciertos detalles al antiguo propietario, aunque sea remunerado por ello también.

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Quina recibió de Víctor Díaz, amagó con la derecha para recortar a su par y expulsó el balón con violencia y colocación. Todo se ponía a pedir de boca para los rojiblancos, pero prácticamente de la nada el Elche encontró petróleo. Fue en un envío altísimo, en el que Nehuén engulló el bote con bisoñez infantil, incauto ante una traicionera ráfaga de viento que complicaba cada envío largo. Porfió Boyé por la pelota y llegó el siguiente pecado del central argentino ante su paisano, el más grave. Le dejó girarse, con mucha blandura, y el desenlace fue fatal para sus intereses. Cruzó hacia la base del poste, sin capacidad de reacción para Rui.

El Granada sintió pesadumbre y Diego trató de animar a su tropa, temeroso de un desplome físico que hiciera insufrible el encuentro en su segunda mitad. Retomaron los mismos y Kenedy intentó lanzar con vehemencia ante un Edgar Badía al que le había entrado el único tiro entre palos. Sí se esforzó un poco más Rui en otro apretón de Boyé, canchero de pura cepa, con mala uva junto a otro socio de la tierra, Carrillo.

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El Granada era menos continuo y más de intervalos, necesitado de reposo entre cada ida y vuelta. Eteki se topó con una ocasión estupenda, tras una dejada de Molina, pero chutó muy centrado, asegurando con el interior del pie. En esa llegada había intervenido Quina, que ya daba síntomas de flaqueza. Vino de Inglaterra con poco vuelo y no aguanta 90 minutos.

Salió Fede Vico, dispuesto a enjugar su mala actuación en Huesca. Arrancó con brío y ansia, muy escorado en la izquierda. El Elche también corría y solucionaba sin hacer factura. Kenedy obstaculizó a Boyé cuando ya se perfilaba para encañonar.

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Vico contribuyó al dinamismo ofensivo. Interactuó bien con Puertas, como en una internada en la que quiso solucionar con un tiro de exterior tras un excelente culebreo. Badía exhibió los reflejos que le han convertido en uno de los arqueros revelación del curso.

Ambos equipos repudiaban el empate. Esto descubría defensas y forzaba ataques de orilla a orilla, todo muy directo. Ingresó Rigoni y sintió un pinchazo inmediato, que obligó a su sustitución, consternado.

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El asunto estaba en la indecisión hasta que Jorge Molina recibió de espaldas en un costado, giró a lo Nureyev y filtró la bola para que Foulquier esprintara y centrara hacia el espacio de decisión. Puertas abrió la cancela e hizo un saqueo en toda regla, astuto en su movimiento. De suplente a titular sobre la marcha en Italia, con buen papel, a un tanto con el valor de las piedras preciosas.

Foulquier, que repetía asistencia, ya había cumplido, y tanto él como Molina fueron reemplazados por Marín y Soldado. Escribá tiró de Nino como 'palomero' y Kenedy tuvo uno de sus cruces de cables cuando alguien le patea, por fortuna sin llegar a mayores.

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Herrera tuvo a merced el tercer gol en una peinada. Rui tuvo que aparecer en la prolongación con otro milagro ante Dani Calvo, luego ayudado por Nehuén, que así se quitó el mal sabor de boca del tanto rival. También contribuyó Vallejo a la seguridad, con la intensidad adecuada. Y es que los nazaríes se sumergieron en el epílogo con más frescura de la esperada. Ir ganando regenera y al final, el equipo completó un mini ciclo magnífico, en el que se ha metido en los octavos en la Europa League y en el que deja a la vista, prismáticos en mano, la permanencia en Primera. Queda trayecto, pero menos.

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