Soro juega el balón ante la atenta mirada de los rivales. PEPE MARÍN
La temporada del Granada

Su segundo año en el club fue un paso atrás

ALBERTO SORO ·

Empezó el verano con la confianza del nuevo técnico, que le veía como un extremo capaz de jugar por dentro, pero luego apenas tuvo minutos

Sábado, 2 de julio 2022, 00:21

Dicen los que más entienden de los vestuarios de fútbol que el año más difícil de un jugador siempre es el segundo en un nuevo ... contexto, ya sea este un nuevo club o una nueva categoría. Y al bueno de Alberto Soro se le juntaron ambas. Su segundo año en Granada también fue su segundo año en Primera. Fichado en el año europeo como una gran opción de futuro, el maño tuvo la excusa de una lesión de rodilla para estancarse en la segunda mitad del pasado curso. Sin embargo, en la temporada 2021-22 no ha vivido un estancamiento, sino un paso atrás.

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Y es que, para empezar, no se ha logrado consolidar como alternativa en los extremos. Tampoco ha dado sus frutos la reconversión a carrilero con la que juguetearon algunos técnicos a lo largo de la última campaña. Profesional, nunca ha dado una palabra más alta que otra, comprometido con el resto del plantel, ejercitándose bien. Si acaso lo más parecido a la rebeldía fue su deseo de seguir en el club cuando Robert Moreno le abrió la puerta en invierno.

Seis meses antes, todo había sido distinto. En verano fue uno de los jugadores que más minutos sumó. Con la indecisión de Machís, Soro jugó muchos minutos en ambas bandas y se presentó a Robert Moreno como un perfil que gusta al técnico y del que no tenía mucho en la plantilla. Ese extremo que puede centrar su posición para crear la superioridad en la medular. Si el Granada fuese su España, el Cazorla del equipo.

Empezó alternando minutos desde el banquillo con algunas titularidades. Fue el beneficiado en las idas y venidas de Machís, hasta que acabó quedándose, y Rochina y Puertas cuajaron en el 'once'. Hasta entonces, había dejado actuaciones fácilmente olvidables con buenas noches como la victoria ante el Levante. En 2022 ya todo era distinto. Robert Moreno no contó más con él.

La llegada de Torrecilla le dio minutos como carrilero en los que aportó entusiasmo, pero no demasiado acierto. Su deseo es jugar más minutos y el descenso puede acabar brindándoselos. En La Romareda ya dominó la categoría. Y es el tercer año. Seguro que es el bueno.

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