La revolución tampoco funciona en el Granada
El equipo sigue sin ganar en casa y empata con el Deportivo en un partido en el que varía el sistema y mete seis cambios, pero no asegura su ventaja inicial
La revolución tampoco le funcionó al Granada para ganar en su estadio. Varió el sistema, metió seis cambios (algunos forzosos), pero tampoco se supo imponer, ... pues no aseguró la ventaja conquistada en la primera mitad por un lapsus tremendo justo tras el descanso. El equipo no supo atar las emociones negativas después y se precipitó, aunque tuviera varias opciones aisladas hasta el final, esta vez sin descomponer su distribución sobre el campo. Tanto dio. De la derrota a un punto. No conforma a nadie.
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El ambiente es confuso en Los Cármenes tras tres partidos sin victorias en este arranque de campeonato. Truenos en lugar de sol, lluvia intensa en lugar de calima. Animan más los de fuera que los de casa, hay más consenso entre los rojiblancos para gritar contra la directiva que a favor de los suyos sobre el verde. Por momentos, hay intención de reconciliarse al menos con los de corto, surgen algunos vítores de antaño, pero la deriva de los encuentros les va quitando la esperanza a todos. Abascal, pitado al decirse su nombre por megafonía, no encuentra la manera de extirpar la tristeza en el ambiente.
Granada CF
Marc Martínez; Ricard Sánchez (Rubén Sanchez, m. 74) Ignasi Miquel, Loïc Williams (Insua, m. 63), Carlos Neva; Sergio Ruiz, Manu Trigueros (Gonzalo Villar, m. 83), Pablo Sáenz (Corbeanu, m. 63), Reinier (Diao, m. 83); y Weissman (Lucas Boyé, m. 74).
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Deportivo de La Coruña
Helton; Ximo Navarro, Pablo Vázquez, Pablo Martínez, Mella (Gauto, m 79), Villares, José Ángel, Yeremay (Petxarromán, m. 88), Mario Soriano (Herrera, m. 84); Lucas Pérez (Mfulu, m. 93) y Barbero (Bouldini, m. 63).
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GOLES: 1-0, m. 17: Pablo Martínez, en propia puerta; 1-1, m. 48: Lucas Pérez.
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ÁRBITRO: Cid Camacho (comité castellanoleonés). Amonestó a los locales Loïc Williams (m. 32), Pablo Sáenz (m. 60) y Ricard Sánchez (m. 71); y ninguna a los visitantes.
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INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 4 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 15.308 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el que fuera presidente del club rojiblanco, Cándido Gómez Álvarez.
La afición, con el sabor de la última tapa aún en el paladar, trataba de engullir la alineación, en la que solo repetían cuatro actores y el sistema pasaba a un 3-4-2-1 de tendencia italiana moderna, escuela futbolística que parece cautivar al sevillano, pese a lo que piensan algunos sobre él. Un dibujo flexible en acción y que tenía tres premisas: más ayudas entre los de atrás, presión u organización cuando el contrario amasaba el balón y cierta libertad para los dos mediapuntas, sobre todo Reinier Jesus. Todo marchó con dignidad hasta el 1-1, en el que se inició el estado de nerviosismo.
Han querido los avatares del fútbol que un futbolista brasileño que le costó al Real Madrid 30 millones de euros, que llegó al equipo blanco supuestamente por la línea de montaje de Vinicius y Rodrygo, acabe como nazarí tras mendigar por varios clubes con poco despegue. Sus primeros gestos embelesaron al público, con un sombrero, un control orientado y un envío templado que hace presagiar muchos lujos durante la temporada si adquiere forma y sigue con afán de exhibir su indudable talento. Ahora bien, su cambio debió llegar mucho antes porque tenía el depósito justo. Abascal anduvo lento con su sustitución, si bien los que entraron por fuera después, Corbeanu y Diao, aportaron poco, especialmente obtuso el canadiense, eligiendo fatal.
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El reparto de cartas parecía impedir que el Deportivo atacara con fluidez. El Granada procuraba respuestas directas. Pablo Sáenz, que en un año ha pasado del Recreativo a la titularidad, no concretó un intercambio frenético con Ignasi, Reinier, Neva, Weissman y nuevamente Reinier. Sáenz cruzó en exceso. También se le fue una a Weissman que le quiso entregar Reinier, espumoso en los primeros 20 minutos. Luego, sin gas.
Los carriles eran para Ricard y Neva pero, paradójicamente, percutió más el gaditano que el catalán. En un acercamiento, el capitán rompió la piñata. Centro raso, con buen ángulo, a una posición hacia la que avanzaba Weissman. Pablo Martínez intentó evitar la tragedia, pero acabó protagonizándola.
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En la portería estaba Marc Martínez por la reaparición de molestias en la pierna de Luca Zidane. No da el mismo apoyo con los pies, con controles más ortopédicos, pero se sostuvo con las manos, que es lo primordial en un cancerbero. Vivo en el balón parado, evitó un remate de Villares. En la estrategia, los rojiblancos todavía se mostraron un poco gelatinosos. Hubo una diana anulada por fuera de juego del Dépor que nació en la esquina.
Loïc Williams fue otra novedad y se ganó el sueldo sin parar de correr. Frenó a Yeremay en una intentona en la que él se llevó un codazo, aunque la amonestación le cayó al central. La conmoción la pagaría algo más tarde. Mareado, pidió el relevo.
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La primera pausa de hidratación serenó a los coruñeses, que comenzaron a tratar la pelota con más tiento. Rompió a llover y esto pareció conectar a los gallegos, aunque los anfitriones casi explotan un contragolpe. Rubricó Ignasi Miquel cabeceando en carrera desde la frontal, pero Helton detuvo el esférico.
En la reanudación, una apatía transitoria, fatal cuando tocaba aumentar la concentración. El Dépor se pudo desplegar con demasiada soltura y Mella, desde la derecha, vio a Yeremay en el área. Controló con el pecho y apuró sobre la línea de fondo para dejar la pelota atrás para Lucas Pérez, sin que Ricard lograra anticiparse.
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Balanza equilibrada con gente todavía volviendo de la cantina. Apenas aparecían Trigueros y Sergio Ruiz y lo acusaba mucho el Granada. El golpe dolía y el Dépor crecía por momentos.
Hubo un amago de reacción con una pelota que cazó Weissman en el barullo del área, pero sigue aciago ante la red. El Granada requería de munición nueva, pero se vio forzado a relevar a Loïc Williams, aunque aplicando la regla nueva, el equipo seguía con los mismos cambios.
Salió Insua y también Corbeanu por Pablo Sáenz. Insua se puso de libre e Ignasi de central zurdo, pero los locales seguían sin recomponerse, con progresiones ofensivas sucias. Soriano perdonó ante Marc Martínez y Corbeanu, en la otra orilla, estropeó casi todas las acciones por individualismo.
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Abascal no quiso alterar el sistema y saltaron Rubén y Boyé en posiciones naturales. El argentino sí tuvo el ímpetu exigible a un refresco, pero le anularon un gol que convirtió a centro del carrilero recién entrado, en posición antirreglamentaria al arrancar.
Con Villar y Diao, sin modificar la estructura, se dispuso el periodo de desenlace. El murciano forzó a Helton, pero el equipo se arrugó bajo el diluvio. Boyé cabeceó en exceso ya en el alargue. Ni por esas. Hubo tormenta sobre Los Cármenes. La figurada y la literal.
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