Robert Moreno se desespera ante una acción en la que Rochina, vaciado, acaba tendido en el suelo. P. MARÍN

Respetables

El 'doce' ·

Desde esta tribuna se ha sido crítico con ciertas actitudes de Robert Moreno. Ahora debe expresarse rechazo al posicionamiento que cierta parte de la afición ha adoptado con este profesional

EDUARDO ZURITA

GRANADA

Viernes, 29 de octubre 2021, 12:45

Hay espectáculos donde los asistentes acuden a divertirse y dar rienda suelta a sus pasiones, como el fútbol o los toros. El término respetable se ... aplica al público que expresa su parecer ante un partido o una faena. Aunque hay que respetar todas las opiniones, no todas las opiniones son igual de respetables.

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Desde esta tribuna se ha sido crítico con ciertas actitudes de Robert Moreno en sus primeras comparecencias de temporada, llegando a la osadía de aconsejarle humildad y señorío. Ahora debe expresarse rechazo al posicionamiento que cierta parte de la afición ha adoptado con este profesional. Incomprensibles los pitos de algunos ante el anuncio de su nombre por la megafonía de Los Cármenes antes de iniciar el partido, así como el cántico pidiéndole que se marchase ante un marcador adverso manifiestamente injusto. El partido lo debió ganar el Granada de calle, pues fue mejor que el Getafe siempre. Además, las decisiones adoptadas en la segunda parte desde el banquillo para cambiar hombres y sistemas fueron arriesgadas, pero lógicas. Sólo las malas finalizaciones de las numerosas jugadas de peligro creadas y la mala fortuna explican los dos puntos perdidos.

En la primera parte se generó fútbol suficiente para adelantarse en el marcador. El punto negro estuvo en el balón parado en ambas áreas, donde la menor estatura rojiblanca (clave la ausencia de Gonalons, y sólo achacable a decisión del técnico la de Germán), penalizó al Granada. El gol encajado fue un despropósito: mal defendido un balón frontal por Abram en primera instancia ante Cabaco; y tardías las reacciones de Víctor y Maximiano ante Ünal. Fue lo único meritorio del Getafe en todo el encuentro, y el oficio para perder tiempo, consentido por un colegiado falto de personalidad. La segunda parte estuvo lastrada por la ansiedad de muchos jugadores rojiblancos ante un marcador adverso que no merecían.

La salida de Puertas y Molina llevó a jugar con dos puntas, el alicantino y Suárez, y a abrir el campo con el almeriense pegado a la banda como lateral adelantado ante una defensa en línea getafense superpoblada. Bacca y Soro intentaron añadir más pólvora. El equipo probó una y otra vez, sin fortuna. Disparar a las nubes un penalti, ser incapaz de rematar con la pierna adecuada un uno contra uno, o estar negados en centros francos, no parecen cuestiones achacables al entrenador.

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El empate en el último suspiro aminoró algo lo injusto del marcador que hacía ganador al Getafe. Robert podrá ser defenestrado si no se enmiendan los resultados, pero algunos debían aplicar el nivel de alta exigencia que muestran ante el técnico catalán a ciertos jugadores del plantel, algunos lejos de sus prestaciones de cursos pasados, otros de las expectativas generadas con sus estelares contrataciones.

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