Un Escribá contra natura, un Escribá mucho mejor

2. Una persona con criterio futbolístico reputado, que conoce bien al técnico valenciano pero que prefiere ocultar su identidad, me contó comportamientos de Escribá que el tiempo reafirma, como que es un tipo sensato y sereno, ideal para ambientes que parten de la hostilidad, que construye equipos ordenados, con tendencia a tejer un buen manto defensivo. Como defecto, alegaba que era algo inmovilista con sus estructuras y que esto le podía pasar factura a la larga.

3. A pesar de su dilatada experiencia, quizás algún fracaso reciente le ha llevado a replantearse fórmulas que antaño no tocaba tanto, pero que ante indisponibilidades como las que presentaba en Gijón, le pueden hacer el apaño.

4. La retaguardia impar no solo contuvo a los asturianos, sino que se sostuvo con dignidad ante la presión rival sin rifar en exceso el balón, salvo en algunas situaciones incómodas cuando Miguel Rubio estuvo perfilado para golpear con la zurda, su pierna mala. Mariño asumió mucha responsabilidad circulatoria con los pies, los zagueros le dieron siempre el primer apoyo y Sergio Ruiz completó el circuito con una actuación muy inteligente, máxime cuando llegaba tocado aún de la rodilla.

5. Hongla se puede ir tranquilo con Camerún si su compañero funciona así, aunque lo que le puede preocupar al africano es recuperar su sitio en el campo si mantiene este nivel. Quizás pueda encontrar otro rumbo como volante, cerca de él.

6. Aunque a Manu Trigueros le cuesta soltarse en partidos intensos, colaboró en su funciones gregarias junto a Reinier, quien tuvo espacio para asumir responsabilidad ofensiva. No se puede limitar a meros destellos para consolidar su plaza de titularidad, pero todo empieza por recuperar la confianza en sí mismo.

7. Brau se convirtió en su mejor socio, entendiendo mejor que Ricard el papel de un carrilero en este sistema. En realidad, Escribá no renunció ni a centrocampistas ni a delanteros, lo que teorizaba cuando negaba el dibujo con tres defensas en este periódico, porque también combinó una dupla muy complementaria formada por Weissman y Boyé. A quienes desterró de su alineación fue a los extremos.

8. Son, sin duda, las figuras en cuestión no de las alineaciones, sino de la propia plantilla por su rendimiento dubitativo. Solo Tsitaishvili se ha sostenido entre los elegidos cuando ha estado disponible. Su ausencia internacional supuso otro motivo para el experimento táctico, visto que Józwiak estaba sancionado, Pablo Sáenz ha perdido frescura y Corbeanu ha ido desapareciendo ante su juego a veces enrevesado. El Granada se llenó por el centro y generó muchos problemas al equipo de Rubén Albés, que no encontró alternativas ofensivas hasta entrada la segunda parte, en una fase de intercambio de golpes en la que cayó un gol en cada portería.

9. Los tramos definitivos de los partidos suelen ser propensos al desorden, caídas físicas, momentos de inspiración e intervenciones desde el banquillo. En ellos, el Granada parece moverse como pez en el agua. Cinco partidos los ha resuelto con goles después del minuto 80. Ocurrió con Guille Abascal en el campo del Racing de Ferrol y ya con Escribá frente a Córdoba, Castellón, Eldense y Sporting. En el primero y el último con el valenciano, por obra y gracia de Siren Diao, un delantero aún por clasificar pero que tiene la portería en la mirilla. Uzuni volvió a sudar con Albania y en el Granada marcaron dos delanteros y participó en las secuencias Boyé, que también tuvo una clara. El equipo sigue anotando en todas las jornadas.

10. La ventana de selecciones no ha supuesto tanto quebranto. El equipo sigue al acecho, en zona de 'play off', cerca del ascenso directo, generando una preocupación añadida a los rivales a partir de ahora. La duda de cómo se distribuirá. Si Escribá ya muestra versatilidad al respecto, su pizarra es mucho mejor.