Cómo atacar contra un embudo
Cada derrota sirve de aprendizaje y la primera de la era Escribá se argumenta en consentir la ventaja rival y no hallar soluciones para atacar a una defensa tupida
1. Fran Escribá es de los que piensa que se aprende más de las derrotas que de las victorias. Las considera avisos para navegantes que ... elevan la atención en el detalle y acentúan el análisis de problemas que a veces se ocultan bajo el manto confortable de los triunfos. El primer tropiezo de la era del técnico valenciano se argumenta en consentir una ventaja al Levante en un error grosero a la salida de un córner, luego incrementada en otra desatención defensiva, oro molido para un conjunto sólido al que no le importa entregar la pelota y guarecerse a la espera de salir a la carrera por los espacios libres.
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2. Una cosa es la escalada clasificatoria a fuerza de puntos y otra el progreso táctico como equipo, una gráfica no siempre coincidente. El Granada, en su secuencia positiva, obtuvo éxitos en encuentros en los que podía haber empatado e incluso perdido, aunque nunca escatimara un creciente espíritu competitivo y evolucionara como conjunto, con algunos defectos que pulir. Con los granotas lo más normal habría sido el empate, pero los nazaríes se quedaron con las manos vacías.
3. Pasó algo parecido con el Córdoba en Los Cármenes cuando los blanquiverdes se quedaron con diez futbolistas. Ante un contrincante que adopta el llamado 'bloque bajo', que cede la iniciativa y se repliega, al Granada le cuesta abrirse camino entre la maleza. No está sabiendo cómo atacar contra un embudo.
4. Los rojiblancos no hallaron soluciones para atacar una zaga tupida, con un rendimiento cuestionable de los futbolistas que jugaron pegados a las bandas. En esta secuencia intensa de partidos, con tres jornadas de Liga casi seguidas, ha quedado contrastado que no hay titulares claros en los extremos, más por demérito de quienes tendrían que destacar que por exceso de competencia.
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5. Giorgi Tsitaishvili, que tuvo una irrupción llamativa en el comienzo de campeonato, se ha diluido con el paso de las semanas, sin sacar el suficiente partido de sus regates. Fue sustituido al descanso. Kamil Józwiak, que parecía un fijo en la izquierda en las quinielas de pretemporada, actuó en Castellón, pero no tuvo minutos este pasado domingo.
6. Escribá prefirió adosar en la banda zocata a Corbeanu, quien tampoco ejerció de revulsivo, poco enchufado para lo que requería el encuentro. Pablo Sáenz está siendo el más ortodoxo de todos, inteligente y trabajador, pero sin llegar al grado de excelencia que demanda un aspirante al ascenso.
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7. El rombo ha aparecido en el 4-4-2 tradicional del valenciano precisamente por la falta de regularidad de quienes saltan desde los costados. Una modificación del sistema en la que trató de recuperar a Tsitaishvili como enganche en el último tramo del primer tiempo y luego ya durante toda la segunda parte con Reinier, que sigue sin destellar en la etapa del nuevo técnico.
8. Todo el fulgor queda en manos de los laterales, muy activo Ricard como luego Rubén, menos lúcido Brau, quizás fatigado. A todo esto se une una actuación insípida de Gonzalo Villar. Mientras Martin Hongla parece ir a más, el murciano se quedó algo eclipsado entre Oriol Rey y Kochorashvili. Encima, fue uno de los despistados que toleró la llegada con gol del georgiano para el 0-1.
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9. Romo por fuera, tampoco por dentro supo taladrar el Granada. Lucas Boyé quedó anulado y Uzuni corrió como siempre, gozando de la mejor ocasión de la cita, pero con poca incidencia después. Sobre el papel, siempre pareció un dúo complementario, pero en el verde dan síntomas de incompatibilidad transitoria, algo preocupante y que puede invitar a nuestras estructuras. Si no con Reinier, que también está apagado, puede ser con un tercer mediocentro, bien con Manu Trigueros o con Sergio Ruiz.
10. El Granada navega por la parte alta, pero para conquistar el ascenso directo necesita algunas mejoras. En especial, en los filos.
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