El reencuentro feliz de Migue Montes con sus orígenes

Montes, como el resto de sus compañeros, se comió meses sin cobrar hasta que se fueron buscando algunas soluciones y aparecieron Quique Pina y Gino Pozzo, que iniciaron la transformación definitiva. El joven delantero empezó la pretemporada con la escuadra, pero acabó saliendo para iniciar un peregrinaje por muchos equipos, tanto granadinos como de otras provincias. Una carrera a caballo entre Segunda B y Tercera que extendió en Jaén y que prosigue en Mancha Real, equipo de Segunda RFEF, con el que ahora tiene una oportunidad histórica.

«Era mi rival favorito; por el pasado que tengo allí, por la cercanía y por algún compañero que podré saludar cuando venga, como Manolo Lucena», comenta Migue Montes, en referencia al delegado del club. «Tengo una relación excelente con él. Todo lo bueno que le pase, se lo merece. Lo dio todo y está en el lugar ideal. Me alegrará saludarlo porque hace tiempo que no lo veo», añade.

Montes es agradecido con los rojiblancos. «Por desgracia me tocó vivir otro Granada, pero fue el que me dio la oportunidad de debutar en el fútbol sénior. Disfruté y la afición ya era de otra categoría, eso estaba claro. Siempre llevaré un recuerdo grato de aquella experiencia», argumenta. De allí se marchó al Pobla de Mafumet para luego recalar en Huétor Tájar, Motril, Mallorca B, Maracena, Real Jaén (en varios ciclos), Melilla, Linense, Socuéllamos, Arenas de Getxo, Algeciras, Guadalajara, Mérida y Torredonjimeno, antes de acabar esta campaña en Mancha Real. De aquel Migue que llegó al Granada «queda mucho, pero a la vez hay otro». «La ilusión por jugar es la misma. Cuando eres joven, tienes ese desparpajo, esas ganas de comerte el mundo, y ahora soy más maduro, asentado y con otras cualidades propias de la edad, aunque con las mismas ganas», defiende.

Vive en la capital jienense y su estabilidad económica la completa con un negocio de restauración, de ensaladas poke, que regenta junto a su pareja mientras termina sus estudios de Fisioterapia. «Estoy dejando las bases montadas para cuando me retire del deporte», cuenta. «Por suerte he podido vivir del fútbol», resalta, vistiendo durante varios cursos el escudo más representativo de su provincia: un Real Jaén hoy en horas bajas. Ahora sigue siendo «feliz» jugando en el Mancha Real, una localidad a poco más de 15 minutos de la capital del Santo Reino.

El duelo de este jueves resulta desigual, pues su actual equipo está en la Segunda RFEF, en el mismo grupo que el filial rojiblanco, pero a 90 minutos este deporte puede deparar sorpresas. «Vivimos de la ilusión de dar la campanada. Sabemos que es complejo, evidentemente, pero queremos competir por una 'manchada' que quede en el recuerdo, con mucho orgullo. Lo intentaremos con nuestras armas; con deportividad, pero aspirando a ganar a un equipo histórico como el Granada», argumenta.

Sabe que la presión del público puede ser uno de los factores que contribuyan a equilibrar un poco la balanza. Se espera un lleno en la Juventud. «Habrá una gran entrada; todo el mundo quiere ver al Granada», explica. Sucederá en un terreno que no siempre es favorable a su juego. «A nosotros el campo nos viene bien por el ambiente, aunque no tanto por sus dimensiones. Nos gusta proponer fútbol y tener espacios. Contamos con un buen césped artificial, en el que el balón no va mal, así que esperamos que el partido sea bonito. Que gane el mejor y ojalá sea el Mancha Real. Si no, desearé lo mejor para el Granada en adelante», señala, diplomático.

Tras su marcha, el Granada encadenó dos ascensos e inició la nueva década de oro en la que ha estado más tiempo en la máxima categoría que en las demás. Montes se perdió la purpurina: «Me quedo con la espina, hasta el día de hoy, de no haber disfrutado de la Primera o la Segunda división. Estuve cerca en un par de ocasiones, como cuando ascendí con el Real Jaén, pero unas veces por mala suerte y otras por lesiones, por circunstancias que no controlas, no llegó la oportunidad. A la vez, estoy orgulloso de toda mi trayectoria. Me quedé en la antesala del gran Granada. Le fue fenomenal desde entonces», asume.