Sin margen para fallar

Para el conjunto rojiblanco llega la hora de la verdad, los nueve partidos finales que decidirán si su reacción en Mendizorroza en busca de la salvación es merecedora del éxito o si se produjo tarde. Es ante el Rayo Vallecano cuando empieza esa cuenta atrás en la que el equipo apenas tiene margen para el fallo. Las cuentas hablan de lograr diez de los 27 puntos que restan por disputar y en el de esta tarde ante los madrileños vencer es de obligado cumplimiento frente al corajudo equipo que dirige Andoni Iraola, que ha ido de más a menos. El caso es que hoy el Granada sale en búsqueda de un tesoro en forma de tres puntos. Si consigue meterlos en su mochila, la permanencia se verá más próxima, además de la infinita presión que meterá a sus dos rivales más claros, el Cádiz y el Mallorca, ambos dos puntos por debajo de los rojiblancos.

El técnico Rubén Torrecilla ha querido descargar de presión a sus jugadores subrayando el mérito que ya tiene que un equipo que circulaba desahuciado haya llegado vivo a las últimas nueve jornadas. El razonamiento es irrefutable, pero también es cierto que, una vez llegados hasta este punto, cuando la orilla se divisa mucho más cercana y factible de alcanzar que hace un mes, hay que hacer lo posible y lo imposible por no morir ahogado antes de pisar tierra firme. En eso se ha puesto el Granada, con más fe que fútbol, con más corazón que juego, con mayor pasión que envergadura balompédica. La victoria ante el Alavés es un buen ejemplo. Ahora, lo que importa es ganar como sea, los caminos para llegar a ello son secundarios. Mientras tanto, Torrecilla imitó a Groucho para desatar el nudo mental de sus muchachos y de una afición inmovilizada por el pánico.