Un año prometedor que acaba en dudas

La llegada de Robert Moreno parecía –y lo acabó siendo– un paso adelante para los jóvenes más descarados, aquellos que con talento desacomplejado quisieran derribar la puerta del primer equipo. Si ya ocurrió con Torrente a lo largo de la temporada, con Isma Ruiz el caso fue mucho más evidente. El técnico catalán no veía ni a Eteki, ni a Azeez, ni siquiera a Milla, como alternativa en el puesto de Gonalons. Sin embargo, se propuso limar a Isma Ruiz para hacerlo el mejor pivote organizador para su Granada en ausencia del galo.

Por ello, durante la pretemporada Isma Ruiz se acopló al librillo de Moreno, acudiendo entre centrales a sacar el balón, mejorando en su percepción defensiva del 4-3-3, sabiendo cuándo arriesgar y cuando no en ese pase que rompe líneas. En definitiva, y a pesar de quedarle mucho por delante, completó un verano prometedor.

Sin embargo, aunque el jugador entraba en los planes del técnico, los malos resultados obligaron al catalán a ser proteccionista con los más jóvenes y no le dio más que unos minutos ante el Sevilla. En Copa sí empezó a jugar más, aunque eso no fue un favor tras el descalabro en Mancha Real.

La Navidad le tenía a Isma Ruiz preparado su mejor regalo. Las ausencias en el centro le hicieron titular ante el Atlético Madrid y el canterano fue de los mejores del equipo en un triunfo histórico. Ahí se comprobó que tiene madera de Primera. Las otras dos titularidades también evidenciaron que aún le queda camino por delante. Tras la salida de Robert Moreno, no volvió a tener muchas oportunidades y ahora sopesa salir para crecer con minutos. No obstante, con el Granada en Segunda, quizá sea el momento de apostar doble o nada al club de su tierra y encajar al fin el puzzle de su futuro.