Dos pilares de Alcaraz esperan en Balaídos

El primero en formar parte de la primera plantilla rojiblanca fue el gaditano Nolito, que arribó cedido por el Benfica después de que el Granada pagara 600.000 euros por su cesión. Y lo hizo dejando una estampa para el recuerdo de los aficionados rojiblancos. Apenas llevaba 22 minutos vistiendo la camiseta del conjunto granadino cuando botó un córner desde la derecha del Fondo Sur que peinó Cristiano Ronaldo al fondo de la portería para anotar en propia puerta un gol que supuso la victoria del Granada.

Su titularidad no fue casual. El extremo de Sanlúcar de Barrameda se hizo dueño del costado izquierdo del ataque nazarí y jugó como titular todos los partidos que restaban hasta el final de la temporada. Quince días después de aquella épica victoria ante el Real Madrid sirvió a Odion Ighalo el primer tanto del partido ante el Barça en una noche en la que Los Cármenes también soñó con una victoria. Esa derrota ante el conjunto catalán inició una dura racha de resultados para los granadinos, que acumularon nueve partidos sin ganar. Hasta que de nuevo Nolito apareció para cortar la sequía. Un gol suyo de falta directa valió al equipo para ganar a domicilio al Espanyol en el comienzo de la recta final de la competición, que finalizó con cuatro victorias en seis partidos. Su buena segunda vuelta hizo que el Granada, en manos de Quique Pina y Juan Carlos Cordero, quisiera retenerlo. Sin embargo, el Benfica dio prioridad a la venta del jugador y ahí apareció el Celta de Vigo.

Ese verano fue en el que Jeison Murillo finalmente recaló en el primer equipo rojiblanco. El central colombiano fue uno de los futbolistas que tanto Pina como Cordero movieron durante varias temporadas por el entramado de clubes afines con los que contaban, entre ellos el Cádiz. Tras una buena temporada en Las Palmas, Lucas Alcaraz decidió quedárselo para el primer equipo rojiblanco y solo se perdió seis duelos en la temporada 2013/2014, en la que el Granada logró la permanencia en la última jornada en Valladolid.

Como consecuencia de su destacada tarjeta de resultados el futbolista de Barranquilla se revalorizó en el mercado, pero finalmente no salió ese verano. Fue el curso en el que Joaquín Caparrós comenzó como técnico y finalmente terminó con la permanencia in extremis de José Ramón Sandoval. Murillo aspiraba a liderar la zaga del Granada, pero las lesiones le impidieron tener un papel relevante. Al final de la primera vuelta sufrió una fractura en uno de los dedos del pie derecho, que le tuvo apartado un par de meses, y cuando volvía a adquirir minutos un esguince en la rodilla derecha acabó con su temporada. No obstante, el trastabillado inicio de 2015 no impidió al central sudamericano ser traspasado por ocho millones de euros al Inter de Milán.