La patrulla rojiblanca más solidaria
El subteniente Luna, el brigada Mesa y el cabo primero Moreno comparten pasión por el Granada, al que animaron en Valencia mientras ayudaban a los afectados por la DANA de octubre
Rafa, José y Francisco juraron hace más de media vida defender a España por encima de todas las cosas. Lo hicieron ante la bandera rojigualda, ... santo y seña de la identidad y del sentimiento de pertenencia de millones de personas. Entonces comenzaron a formar parte del Ejército del Aire y del Espacio, su salvoconducto para servir a la sociedad. Con los años acabaron convertidos en el subteniente Luna, el brigada Mesa y el cabo primero Moreno, así como en soldados de otra batalla. Consciente o inconscientemente, empezaron a abrazar el pabellón rojiblanco con fuerza y con valor. Un símbolo por el que comparten devoción.
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El Granada corre por las venas de Rafael Ruiz Luna, José Mesa y Francisco Moreno. Basta con coincidir con los tres para comprobarlo de primera mano. Ni las frías ráfagas de viento que penetran en la Base Aérea de Armilla consiguen llevarse por delante sus largos debates futboleros. El más reciente se encuadra dentro de su último servicio en Valencia.
«Como miembros de la Escuela Militar de Helicópteros - Ala 78 nos desplazamos a la zona afectada por la DANA en diciembre. Concretamente, a los pueblos de Paiporta y Catarroja. Se trata del sexto relevo, pues otros compañeros han acudido desde noviembre en adelante. Allí llevamos a cabo labores de limpieza en las calles, reparto de víveres, acondicionamiento de centros educativos... Queda mucho por hacer», desgrana el brigada Mesa a IDEAL tras su regreso a Granada.
Durante su estancia no le quitaron ojo a la actualidad granadinista. La eliminación en Copa frente al Getafe de Bordalás, el arranque de la segunda vuelta liguera... Incluso el 'caso Uzuni'. «Es normal que se molestara porque era el mejor de la plantilla, pero se equivocó completamente en las formas. Siempre hay vida más allá de cualquier jugador», departían juntos mientras manipulaban sus palas aún manchadas de barro. Sus 'heridas' de la guerra valenciana.
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Su arduo trabajo halló recompensa en la capital valenciana. La noche del 18 de enero los rojiblancos se enfrentaron al Levante en su estadio, una oportunidad que los tres militares no podían dejar escapar. «Se produjo un contacto con el club para asistir al partido. Nos encontrábamos allí, así que era sencillo. El Granada nos confirmó que no había problema. Nos plantamos en la grada unos cuarenta compañeros. Estamos muy agradecidos porque nos hicieron vivir un momento inolvidable», rememora el subteniente Ruiz.
'Camuflados' entre el rojiblanco y el granota con el verde árido de su uniforme, las unidades del Ala 78 disfrutaron de algo más que 90 minutos de fútbol. «Nos llevamos el aplauso de todo el Ciutat de Valencia por nuestra labor. En nuestro día a día estamos acostumbrados a que la gente nos pare y nos muestre su cariño, pero lo del campo fue irrepetible. Todo el mundo se levantó del asiento para corear 'Viva España', con nosotros allí presentes. Reitero nuestro agradecimiento al Granada y a Alfredo García Amado –director general de la entidad–. También al Levante, que dio facilidades. No tenemos palabras», añade.
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Afición y pasado
Su afición por el Granada viene de largo. En el caso del subteniente Ruiz, 'juró' la bandera nazarí pese a nacer en Córdoba y asistir al estadio del Betis con frecuencia en su niñez. Seguro que los veintitantos años que lleva en la ciudad tuvieron algo que ver, así como la pasión de sus hijos por el fútbol. «Principalmente, de Rafa. De niño jugó federado y nos hicimos abonados durante siete temporadas. Recuerdo lo traumático que nos resultó el último descenso. Desde luego que para ser del Granada hay que quererlo mucho. Del Real Madrid o del Barcelona, cualquiera puede. Al menos disfrutamos mucho con Diego Martínez, aunque no se pudiese entrar al campo por la pandemia», relata.
El cabo primero Moreno tampoco esconde su idilio por el equipo, algo que le 'contagió' su hijo Yeray. «Él me mantiene informado si se me pasa algo, pero no suele. Nos sacamos el carné juntos desde el ascenso a Primera de 2011. Mi hijo era pequeño y quería que disfrutara del fútbol. Ahora se está animando a venir hasta la madre. En Los Cármenes se vive mejor el ambiente de los partidos, aunque lo pasé muy bien viendo la final con el Elche en la boda de mi hermano. La pasamos pegados al transistor. ¡Lo de menos fueron los novios!», ríe.
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El brigada Mesa sí que parece casado con el Granada, pues su relación va más allá de la grada. «Nací en Madrid, pero mis padres eran granadinos y nos mudamos aquí en los años 80. De joven jugué al fútbol en el Juvenil. Llegué hasta Regional con el Recreativo, pero acabé en el Ejército. Presto apoyo en la Patrulla ASPA. El fútbol es mi 'hobby', pero se sufre más que en mi profesión. Más todavía como nazarí», bromea. No le falta razón.
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