Oportunidades y ambiciones

Aunque hace pocas jornadas, cuando el equipo andaba merodeando los tres peores puestos de Primera, con solo once puntos, cualquier aficionado hubiera firmado sumar doce más en las seis últimas citas pendientes, lo cierto es que el epílogo del primer tramo de Liga no fue nada brillante. Todo podía haberse ido al traste en la parte inicial en Elche, en la que dos jugadas al límite de las interpretaciones reglamentarias tuvieron decisiones arbitrales favorables a los intereses rojiblancos. El Granada no pareció nunca convencido de poder obtener una victoria en tierras alicantinas, ni cuando la expulsión de Diego González dejó al rival en inferioridad numérica toda la segunda parte.

El cuadro de Robert no fue decididamente a por el partido, más preocupado por guardar la ropa. La superioridad de efectivos rojiblanca tras el descanso no se reflejó en el dominio del juego. Las bandas en ataque tuvieron a Puertas y Machís muy lejos de sus potencialidades. Gonalons fue incapaz de hacerse con la batuta del partido y Milla anduvo disperso. Germán adquirió un impropio, inadecuado e ineficaz protagonismo en la salida de balón. Solo Maximiano bajo palos, un Torrente sobrio y siempre concentrado en el centro de la zaga -cada vez mejor el joven murciano-, un Neva que se vació a pesar de la falta de entrenos y el incansable bregar de Suárez en punta podrían destacarse favorablemente. Lo demás, de trazo gris, propio de un equipo pacato, con pocas alternativas desde la dirección técnica, también limitada por los jugadores disponibles en el banquillo.

Nadie debe recordar a la parroquia rojiblanca cuáles son los objetivos de un club como el Granada, fundamentados todos en permanecer en Primera para seguir creciendo. En Elche se perdió una oportunidad clara de dar el gran estirón en la clasificación que hubiese otorgado una victoria. El conjunto de Robert Moreno, en esta fase de seis partidos seguidos puntuando, ha estado acompañado por la fortuna -incluida la derivada de ciertas decisiones arbitrales-, lo que le ha permitido obtener buenos resultados. Sería deseable, sin abandonar la prudencia, aumentar los niveles de ambición en el futuro cuando otras oportunidades vuelvan a aparecer.