Miguel Rubio lamenta una ocasión perdida contra el Burgos. Pepe Marín
Opinión Granada CF

La ventana indiscreta

Bajo control ·

Suele ser una constante en el Granada que, cuando se abre el mercado de invierno, penetra por ella un viento frío y huracanado que congela la gestión y se lleva por delante parte de sus ilusiones

Juan Torres Colomera

Granada

Lunes, 13 de enero 2025

Tarde de contrasentidos en Los Cármenes la del pasado viernes. El futbolista reivindicador, en un palco; en el principal, ausencia significativa de la propiedad. En ... las gradas, división de opiniones; en el césped, desorientación impropia de un equipo que aspira al ascenso y, asimismo, en el banquillo, un déficit de carácter que alcanzó a los jugadores. Un maremágnum. Y todo por la ausencia de un solo jugador por muy importante que sea.

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El Granada es una continua aventura. Bendita, sí, pero una aventura. Mientras el resto de clubes están centrados en sus objetivos, en este aparece de manera inesperada una dificultad capaz de agitar los cimientos de un equipo que 15 días antes solo pensaba en el ascenso directo.

Frente al Burgos, durante muchos minutos y sin que nadie lo evitara, se quedó en el vestuario el temperamento, cualidad necesaria para superar el conflicto surgido cuando más brillaban las luces que adornaban la Navidad. Todo parecía laxo y poseído por la atmósfera gris que rodeaba el 'caso Uzuni'. Una atmósfera que se extendió por todo el estadio como lo hace la niebla en la famosa novela de Stephen King.

Para colmo, el Granada desplegaba un fútbol plano, insulso, lento y equívoco, con demasiados pases horizontales y hacia atrás que a nada conducían, salvo para perder el tiempo, mientras el rival se dedicaba a contener y a aprovechar los contraataques que, desde la derecha, se les brindaban más veces de lo permitido.

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Suele ser una constante en el Granada que, cuando se abre la ventana de invierno, penetra por ella un viento frío y huracanado que congela la gestión y se lleva por delante parte de sus ilusiones. Una ventana indiscreta, como la de Alfred Hitchcock, por la que no se observa a los demás como hacía James Stewart sino que deja al descubierto las vacilaciones de un club al que le cuesta demasiado aprender de sus errores.

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