La caja de cambios en el Granada

Lo cierto es que el Granada se estaba quedando solo con el riesgo añadido de convertirse en el último de la fila para sonrojo de su afición, mientras los equipos que lo circundan habían cambiado de entrenador con un corto y pego, como es tradicional en fútbol.

Pero la solución que demanda el momento actual del Granada es propia de cirujano. De aplicar el escalpelo en la zona precisa siendo varias las alternativas. Finalmente ha optado por una de las tradicionales –como hizo la UD Almería– y ha fichado a Sandoval hasta final de temporada, que parece lo más lógico dada la situación.

Matteo Tognozzi debiera dirigir su mirada ahora hacia la Segunda división española, no ya con el rabillo del ojo como hacía mi amigo Andújar Oliver cuando arbitraba sino de manera directa. Una categoría que, salvo milagro, va a convertirse en su próxima estación si el italiano continúa formando parte del organigrama deportivo de la entidad.

El entrenador de la próxima temporada, sea quien fuere, debiera iniciar su trabajo con la mente despejada. Sin rémora alguna de la campaña actual, se termine como se termine. Una labor más propia de despachos, silencio y discreción que de exposición externa.

La dificultad de cara al futuro es que en este Granada todo queda en entredicho a día de hoy. La gestión de sus dirigentes, la dirección deportiva y la labor del cuerpo técnico recientemente cesado. A la dirección deportiva parece haberle superado el desconocimiento de la liga española y al banquillo no haberle funcionado bien la 'caja de cambios', pieza por otro lado imprescindible para que un vehículo funcione o para reconducir los partidos.