Diego Martínez comparece en sala de prensa durante su etapa como entrenador del Granada. Ramón L. Pérez

Opinión Granada CF

Lo que la propiedad quiera que sea

De rebote ·

Las palabras de Diego Martínez amenazan con convertirse en una penosa premonición

José Quesada

Granada

Domingo, 24 de agosto 2025, 19:15

Cuenta la historia que Bela Guttmann, legendario entrenador del Benfica, predijo tras ser despedido después de ganar dos Copas de Europa que el club luso ... no ganaría otra en 100 años. Corría el 1962 y desde entonces el Benfica ha perdido las ocho finales que ha disputado, tres de ellas de la UEFA.

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Está claro que tales maldiciones, predicciones o creencias populares se agigantan con el paso del tiempo. Algo así empieza a ocurrir en Granada desde la despedida de Diego Martínez. A diferencia de Guttmann, él dejó el club con una oferta de renovación sobre la mesa y lo hizo –según se interpretó– por la falta de confianza que le desprendía el proyecto y la propiedad de nuestro club. Recordemos que el equipo venía de jugar los cuartos de final de la Europa League y las semifinales de la Copa del Rey. «El Granada será lo que su propiedad quiera que sea», dijo en su día sobre John Jiang. Una frase luego descontextualizada hasta volverse lapidaria con el posterior descenso.

Esas palabras resuenan cada vez con más fuerza. El Granada luce cada vez más marchito y más hermético y parece enrocado en sí mismo dentro de una Ciudad Deportiva aún sin finalizar. Encadenado a un continuo fin de ciclo, tanto en lo institucional como en lo deportivo, la situación económica –quizás el aspecto que más tardó en evidenciarse– parece cuanto menos preocupante. La decadente imagen de Los Cármenes, problemas sin resolver de manera eficaz como la grada de animación o la censura a ciertos abonados críticos, enturbian una política social que parece marcada por la pauta de un mutismo institucional absoluto. Para redondear la tétrica escena y seguramente lo más preocupante pues puede dinamitar todo lo anterior, el equipo se encuentra en puestos de descenso a la tercera categoría del balompié nacional.

No sé si esto es lo que la propiedad querría para el Granada cuando Diego Martínez dijo aquello, ni si esas palabras llegarán a tener el calado legendario de las que pronunció hace más de 60 años Bela Guttmann, pero desde luego amenazan con convertirse en una penosa premonición.

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